Capítulo Seis

585 43 3
                                    

''HE MEDITADO A MENUDO SOBRE LA MUERTE Y ENCUENTRO QUE ES EL MENOR DE TODOS MIS MALES''

Manoseo nerviosa los folios escritos a bolígrafo azul mientras leo y releo todo lo que tengo que memorizar. Soy la siguiente en la lista. Me sudan las manos que no paro de limpiarme en el pantalón negro, histérica, y tiemblo de los nervios. Leo una vez más el folio de arriba abajo y me concentro en la pared amarilla, intentando no pensar en nada, mientras mi compañera acaba su presentación. Cada palabra se hace eterna, infinita, detestablemente larga. Casi puedo oír mi pulso inexistente. Unos aplausos indican que ha finalizado y me pongo de pie. Camino despacio hasta el centro de la clase y me planto en frente de la pizarra. Todos mis compañeros guardan silencio y fijan la mirada en mí. Jamás se me dio bien esto, yo siempre fui de pasar desapercibida y hablar lo menos posible. De mantenerme al margen de todo. Cojo aire. Me tiembla todo el cuerpo, las manos me sudan más que antes. Intento imaginarme a la gente desnuda, uno de esos trucos para no ponerse nervioso en público, pero solo consigo estar más incómoda. Entrelazo los dedos y aprieto las manos, sudorosas, sin saber qué hacer con ellas. Una tos al fondo. Intento decir la primera palabra pero no me sale la voz. Me aclaro la garganta y vuelvo a empezar, pero solo consigo producir un fino hilo de voz que apenas se oye. Empiezo a ponerme más nerviosa que antes, si cabe. Unas risas colectivas que me derrumban. Me pongo colorada al momento, inmóvil, en blanco, allí en medio. Sin saber qué hacer. Sin saber cómo reaccionar, cómo salir de esa. Ya no me acuerdo de nada de lo que tenía escrito en el folio. Intento retomar la palabra, pero es inútil. Me entran unas ganas horribles de llorar. Tan sólo puedo pasear la vista por la clase, evitando cada mirada fija en mí que se ríe y burla. No puedo hacer nada, estoy en blanco. Tirito y me siento estúpida, inútil, la persona, no, la cosa más inútil del planeta. La profesora me indica que me siente y yo, avergonzada por mi inútil aparición, camino despacio hasta mi pupitre en la primera fija. Más risas. En cuanto la profesora se da la vuelta una bola de papel atina en mi cabeza. Recojo la bola y la tiro a la papelera, sin siquiera mirar qué pone en el interior. La clase pasa deprisa después de aquel interminable mal rato. Aún me sudan las manos cuando la clase ha terminado. Recojo mi mochila y me la cargo al hombro. Unos chicos del fondo pasan a mi lado y me pegan un empujón que casi me estampa contra el pupitre. Más risas. Unas chicas pasan a mi lado y susurran la palabra ''Patético'' entre toses. No hace falta ser un genio para saber que en mi clase, ni en ningún sitio, se me aprecia. Soy basura, tal y como me escribieron en todas las páginas de mi agenda el primer día de clase. Triste, sola y apestosa basura.

-Buen trabajo, Tina.-me susurro.

Camino arrastrando los pies por el pasillo del instituto sin pararme a hablar con nadie hasta los baños. Esta vez no cometo el mismo error de entrar en el segundo y me meto en el primero. Abro la cremallera de la mochila y saco el bocadillo de dentro. Leo y releo las firmas y fechas de la puerta que ya me sé de memoria. Pego un mordisco al bocadillo de queso y me quedo embobada mirando la puerta de madera. Yo jamás he salido con un chico. Yo nunca he tenido un primer, ni un segundo, ni un tercer beso. Tampoco he sentido gran interés hacia ese tema nunca, tengo problemas mayores. Es más, me atrevería a decir que es la primera vez que me lo pregunto a mí misma. Ni siquiera sé si realmente quiero meterme en esto, en el amor, algún día. No soy capaz de sacarle el lado bueno.  Sí, realmente yo lo veo como un problema porque, siendo sincera, no me traería más que eso. Problemas, problemas, problemas. Y no necesito más.

-Seguro que está dentro.

Unas pisadas llegan corriendo hasta los baños y aporrean la puerta del primero, dónde estoy yo metida.

-¡Valentina, sal!

-No seas cobarde.

No puedo evitar toser al atragantarme con el bocadillo. Poso una mano en la puerta y toso con todas las ganas hasta que un trozo de pan sale propulsado desde mi garganta.

VALENTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora