¡Buenos días! ¿Cómo están? espero que bien aquí les vengo otro capitulo y gracias por sus votos sin mas que decir disfruten.
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El domingo amaneció brillante y claro, Kagome se levantó temprano, y pasó una hora en el gimnasio. Luego se duchó y se cambió, se puso unos vaqueros, una camisa y una chaqueta vaquera. Recogió las llaves del coche, pasó por la cocina para recoger una botella de agua del frigorífico, y casi se chocó con Sesshomaru.
Estaba muy atractivo con aquellos vaqueros negros y aquella camiseta... Su estómago se contrajo al sentir la punzada sexual que siempre provocaba en ella.
–¿Vas a salir? Hasta su voz la excitaba, pensó Kagome.
–Sí.
–¿Sin desayunar?
Kagome alzó una ceja.
–Tomaré algo por ahí.
–Que te lo pases bien.
Ella sonrió.
–Sí, no lo dudes.
Pasó por su lado, salió del apartamento y bajó hasta el aparcamiento. No tenía ningún plan para aquel día, sólo sabía que necesitaba escaparse de aquel apartamento... y de Sesshomaru. Kagome fue a Toorak, aparcó y entró en una de sus cafeterías. Pasó una hora desayunando apaciblemente mientras hojeaba los periódicos, cortesía del establecimiento, desde allí se dirigió al centro, se metió en un cine, salió y comió una ensalada griega enorme que le serviría como almuerzo y cena a la vez. Luego, se metió en su Mini Cooper y condujo hasta su apartamento de Brighton.
El Porsche de Sesshomaru estaba aparcado allí y ella suspiró cuando recogió sus compras, tomó el ascensor hasta su piso. Toda esperanza de que pudiera estar en el gimnasio se desvaneció cuando entró en el apartamento y olió a comida. Salsa para pasta... pensó, identificando el aroma del tomate, ajo y especias.
Kagome dejó las bolsas de las compras y entró en la cocina. Sesshomaru estaba de pie, revolviendo la salsa de tomate con una cuchara de madera, se dio la vuelta hacia ella y le sonrió. Luego extendió la cuchara con un poco de salsa y se la ofreció para que la probase.
–Pruébala.
Ella no dijo nada, se acercó y la probó.
–No has perdido la práctica –dijo ella y se arrepintió inmediatamente de haberlo dicho.
Sesshomaru curvó los labios en una sonrisa pícara, le brillaban esos hermosos los ojos dorados.
–Supongo que te refieres a la comida, ¿no?
–Por supuesto, el sexo es una cuestión que no tiene cabida aquí –dijo ella.
Sesshomaru dejó la cuchara y se apoyó en la encimera.
–¿He intentado seducirte?
Él parecía estar disfrutando mientras que ella cada vez se enredaba más con las palabras. Tenía que cambiar de estrategia.
–Júrame que no lo harás.
–No –contestó Sesshomaru después de un momento de pensarlo.
El pulso de Kagome se aceleró.
–Inténtalo y verás.
Sesshomaru se cruzó de brazos y dijo: –Lo tomaré como una advertencia –se irguió y miró la salsa, bajó el fuego, y luego probó la pasta. –¿Vas a acompañarme?
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Esposo Infiel
RomanceElla no sabía que Sesshomaru quería algo más que un trato de negocios... Doce meses antes su matrimonio era perfecto... Entonces Sesshomaru Taisho volvió a casa y descubrió que su mujer se había marchado. Ahora Sesshomaru quería recuperar a Kagome y...