Capítulo 10: El Duelo

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 10: "El Duelo"

El anciano observó con detenimiento a su hijo mientras almorzaban. Y es que Inuyasha estaba más malhumorado de lo común y últimamente... su carácter y viveza sin duda habían cambiado. Era cierto, su hijo fue toda la vida un agrio y desconfiado, sin embargo, cuando volvió a casa, luego del naufragio, lucía enamorado, entusiasmado y pasaba horas hablándole de la joven que había cautivado su corazón. Ahora las cosas eran distintas ¿habría pasado algo con la muchacha? Le era imposible, de lo contrario, no insistiría tanto en casarse con ella, ni se la hubiera presentado... menos se habría comprometido ¿acaso ya no la quería?

- Inuyasha...

El joven se empinó una copa de vino pero sus ojos dorados se posaron en la mirada de ese hombre.

- Dígame, padre.

El anciano observó sus ojos, él sabía que su mirada no era la misma que antes, esa mirada brillante, profunda, enamorada. Ahora él podía reconocer un extraño fulgor en sus pupilas... y también en sus gestos. Abundaba la sonrisa cínica, los comentarios sarcásticos y también llenos de rencor. Sí, estaba seguro que había "algo" escondido...

- Hijo... ¿Qué es lo que sucede? Sé sincero conmigo.

El muchacho lo miró serio un escaso segundo, luego sonrió.

- ¿Sucederme? A mi no me sucede nada.

- No mientas muchacho...- Regañó, bebiendo un sorbo de vino rojo sangre-... no mientas... te conozco, sé que estas sufriendo por algo... antes lucías tan... entusiasmado... enamorado...- Inuyasha comprendió y no pudo evitar fruncir la frente-... y ahora... ni siquiera hablas de tu prometida ¿es que acaso sucedió algo con ella? Aquella chiquilla tampoco lucía entusiasmada con la boda... ¿Qué esta pasando?

El joven amo bebió otro sorbo de vino ¿Qué iba a decirle? "Nooo, es que esa no era la prometida de la que te hablaba, la otra era su hermana, pero resulta que me engañó, me usó para satisfacer su deseo sexual, resulta que esta casada y arrancó como una rata, ahora yo me vengo de la hermana", sonrió con cinismo.

- ¿Ves? ¿Por qué esa sonrisa cruel?

Inuyasha lo miró de reojo. Astuto anciano, tendría que tener cuidado con él.

- Exageras y deliras, padre. Lo que pasa es que... – Movió la copa suavemente posando sus ojos en el vino, pensativo-... debe ser porque estoy nervioso... nunca me he comprometido antes... y también no puedo evitar sentirme algo... preocupado, por el matrimonio.

Su padre lo miró un instante fijamente. El joven podía imaginar lo difícil que resultaba engañar a ese anciano. Era astuto... pero él también lo era. Y quería que estuviera tranquilo, feliz, contento. Haría lo que fuera para darle ese placer en sus últimos días. Volteó el rostro y le sonrió.

- Iré a ver a Kagome... esta tarde...

- Ah ¿sí?- Inu Taisho pareció relajarse- Pues me alegro que vayas... tal vez... la rigidez... que hay entre ustedes dos se debe a... la falta de confianza... gánate su corazón y demuéstrale con hechos que la amas. Así ella no tendrá dudas.

Inuyasha entornó los ojos. Vaya clase de consejos romanticones que le daba. Cómo si le hiciera falta... él no tenía ni la más mínima intención de acercarse a esa malcriada muchacha... menos ahora sabiendo que había recurrido al detestable novio para alejarse de él.

Culpable o NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora