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"El primer y último te amo es especial cuando lo recuerdas de buena manera"
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— ¿Por que subimos a una rueda de la fortuna? — Exclamé nerviosa.
— Son bonitas — Se alzó de hombros.
Asentí y subimos a una cabina.
— E-Eh... — Intenté sacar tema de conversación.
— Se que no te gustan las alturas — Rió nervioso cuando asentí varias veces.
— L-La primera vez que me s-subí a una tuve que abrazar a mi hermano... — Apreté mis manos con nervios.
El peli-morado tomó mis manos desviando la mirada.
— La razón por la que te hice subir aún sabiendo que no te gustaban... — Agachó la mirada.
— ¡N-No, está bien! Estoy mejor — Sonreí nerviosa.
— No... Zumi, tu me gustas — Alzó la mirada haciendo notar su sonrojo claramente.
— Yo... — Tragué saliva nerviosa con un nudo en la garganta.— Kokichi, tu me gustas igual.
Sentí mi cara arder así que desvié mi cara avergonzada.
— Yo... Eh... ¿Qué se dice después de una confesión...? — Balbuceó.
Solté una leve risita y lo miré.
— ¿Sabes?... Nunca me gustaron las confesiones por que pensaba que eran muy melosas y muy cliché... Creo que en una rueda es mucho — Reí— Pero no me importa si mi confesión es muy melosa... Por que estoy contigo y siempre buscas una forma de cortar el ambiente.
Kokichi pasó su mano detrás de su cuello nervioso.
— ¿Entonces desde ahora puedo decir que eres mi pareja sin bromear? — Jugó un poco con sus manos.
— Creo que Akane se emocionaría mucho...
— O me mataría...
— Muy probable...
—...
—...
Tomé su rostro entre mis manos y estampé sus labios contra los míos.
—...
— ¡Fue un impulso! — Articulé rápidamente después de separarme.
Kokichi me quedó viendo provocando una sonrisa nerviosa de mi parte.
A los pocos segundos el tomó mi rostro y estampó sus labios contra los míos moviéndolos lentamente.
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Caminaba en silencio junto a Kokichi mientras abrazaba a Antoshka.
— Gracias... — Rompí el silencio.
— ¿Por qué..? — Me miró.
— Por estar a mi lado. — Sonreí.
— Siempre estaré a tu lado — Imitó mi gesto.
— Cuenta conmigo siempre — Reí.
— Lo haré.
Después de caminar un poco más llegamos a casa de Kokichi.
— ¡Hoy dormirás conmigo! — Me abrazó.
— Bien, bien — Reí y me saqué los zapatos para entrar.
Kokichi pasó directo a su habitación conmigo detrás.
— ¿Y tu madre? — Lo miré
— Creo que estaba con mi tía — Se alzó de hombros. Asentí y me tiré en la cama.
— ¿Por que no fuimos a la casa? — Me senté en la cama.
