La habitación se sentía más pequeña a lo largo de las agonizantes horas. La pesadumbre de su cuerpo era un mínimo reflejo del dolor de su alma. Se encontraba totalmente sola en una habitación llena de personas, ¿Dónde se encontraba su padre? ¿Dónde estaba su hermana mayor?, el hecho de solo pensarlo hizo que una lagrima se derramará por su mejilla.
-Alteza, por favor puje nuevamente-Exigía la comadrona real. Sentía que su vida se desgarraba junto con el nacimiento de aquel bebé- Una vez más, alteza. Ya puedo ver su cabeza.
Unos remolinos de pensamientos se mostraron frente a ella tan claros como su reflejo frente al agua; La muerte de su padre, la desaparición de su hermana, el nacimiento del heredero y su inminente ascensión al trono. Nada de aquello era su deber, ella era la segundona, la princesa de repuesto, no tenía ni la formación ni los deseos de dirigir a la corte.
Un fuerte dolor, seguido de un llanto la liberó de su ensimismamiento. Vio como aquellos momentos ocurrían de una forma más lenta de la habitual. La comadrona tomaba en sus brazos aquella bolita rosada que había salido de su cuerpo y la cubría con una manta. ¿Sería un niño o tal vez una niña?, esa criatura no era de ella o para ella, siempre sería del pueblo, ¿Cómo amarla y protegerla cuando no conocía aquellos sentimientos a profundidad?
-Alteza, es una pequeña princesa- Comentó la comadrona. La felicidad de los presentes no alcanzaba opacar sus dudas. Serían dos generaciones de damas en el poder, sería este el fin de aquel reino de inmortales- Sosténgala entre sus brazos, alteza.
La pequeña criatura se removía de forma incomoda, ¿Sentiría ella aquel miedo, producido por el peso de la responsabilidad?
En ese preciso instante, unos pequeños ojos de color lila observaron atentamente a su madre. Lucharían y sobrevivirían, ninguna se encontraba preparada para asumir su cargo, pero siempre se tendrían la una a la otra. En ese momento Selene se había convertido en Diosa madre y reina de Límni, su pequeña hija sería su sucesora.
-Larga vida a su majestad, la reina Selene- Todos los presentes hicieron una solemne reverencia entorno a la cama donde descansaba su reina- y larga vida a su alteza real, la princesa...- Un silencio embargo la habitación en espera de un nombre por parte de la reina.
Después de observar con atención a su pequeña, la reina por fin se encontró lista para darle un nombre- Hesper, la princesa Hesper- Pronunció aun débilmente. Su pequeña estrella del anochecer que brillaría con luz propia.
-Larga vida a su majestad, la reina Selene y larga vida a su alteza real, la princesa Hesper-
(...)
-Acabas de deshonrar a la familia real, no te quiero ver nuevamente- El rey estaba furioso, en su rostro nunca se vio reflejo de duda alguno al exiliar a su hija- Tú elegiste este camino, eras la hija de una gran reina y te encontrabas destinada a la grandeza.
Aquellas palabras lastimaron a la joven. Su madre, como podía haberle hecho eso a su madre. Ella que había sacrificado su felicidad junto a un hombre que no quería solo para que su clan tuviera poder. Amargas lágrimas bañaron el rostro de la jovencita pero la sensación final era agridulce, la decepción hacia su madre la llevaría consigo hasta el fin de sus días, pero era libre.
En una esquina escondida del salón del trono, una pequeña Selene mordía su brazo para que sus sollozos no llamaran la atención del rey, mientras abandonaba la habitación.
-Sal de ahí- Comentó la joven dirigiendo sus palabras hacía Selene. Con paciencia espero hasta que la pequeña mostró su compungido rostro. Con afecto fraternal le dio un abrazo, pensando que sería el último- Selene, no llores más. Perdóname por dejarte sola, por hacerte cargar con una responsabilidad que no te pertenecía, pero me enamoré. Me enamoré y a pesar de las lágrimas, soy feliz. Cuídate hermana, conviértete en la reina más majestuosa y justa que ha tenido Límni, hazlo por ambas.
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Gotas de rocío
FantasyUna hermosa historia que nunca debió ocurrir, destinos cruzados que desencadenaron una tragedia. Una pequeña diosa inmortal se ve sometida a un castigo terrenal por error, una madre en búsqueda de su pequeña y un solo destino final, la redención. ¿...