Bajé las escaleras para llegar a la sala de caracterización donde todas las pretendientas nos cambiábamos antes de irnos para nuestras casas o al hotel. Me quité la bléiser y el vestido para ponerme unos pantalones cortos, una camiseta de tirantes con el icono de Starbucks y por último, mis bambas blancas. Me hice de nuevo una coleta alta y me dejé puesto el collar que Axel me regaló.
Cuando estaba a punto de irme, me acordé de Max y del ataque que le iba a entrar cuando le dijera que tenía que encontrarme el vestido perfecto para la final en menos de cuatro días. Sin olvidar que en una tarde tendría que ayudarme a hacer la maleta para pasar dos días y una noche en esa casa rural, o eso es lo que me había comentado Lucía. De todas formas, ella me prometió que más tarde me llamaría para darme más detalles.
Pensé que sería buena idea llamar a Max por teléfono y contárselo, así cuando llegase a su casa en vez de estar híper histérico en fase de desear estrangularme, estaría en fase de histeria con ganas de quererme tirar por un barranco. Cuando cogí mi bolso para buscar mi teléfono, Alexa entró en la sala. Su maquillaje se había corrido por toda su cara y todavía seguía alterada. Las pretendientas de Jordan se acercaron a ella para preguntarle qué había pasado.
-Axel me ha echado de su trono.- Dijo entre sollozos.- Me ha pedido perdón por haber tardado tanto en decirme que no podía seguir conociéndome, ¿tú lo ves normal?
Alexa se silenció en cuánto se percató que estaba escuchando. Sentí una nueva punzada de lástima por esa pretendienta, a pesar que había sido una de mis rivales. De nuevo, en mi mente viajaba la idea que de forma indirecta, Erika había hecho daño a más personas aparte de mí –quién se suponía que era su mejor amiga- y a Axel. Y todo esto por conseguir su trono. Además, lo peor de todo es que ella salía inmune y el villano de esta historia parecía Axel, cuando él tan solo era otra víctima.
Alexa cogió sus cosas y junto con las otras pretendientas salió de la sala de maquillaje, dejándome sola. No me importaba que las otras chicas me marginasen, me lo estaba ganando por mis últimos comportamientos. Supongo que Erika no era la única villana en esta historia, o al menos, así me sentía yo. Busqué en el interior de mi bolso mi móvil, pero no lo encontré. Fui sacando las cosas de mi bolso una por una, dejándolo todo esparcido por encima del sofá de la sala, pero aun así no lo encontré.
Me toque los bolsillos de mi shorts y me levanté del sofá para ver si me había sentado encima de él. Nada.
-¿Buscas esto?- Antes de que me diera la media vuelta para ver directamente a la persona
que me había hablado, sabía que se trataba de Erika. Como no. Estaba sujetando mi móvil con una de sus manos y mostrando una sonrisa divertida.- No sabía que Leo y tú hablabais tanto por teléfono. Habéis hablado este fin de semana y ¡Vaya! Ocho llamadas pérdidas de él. Te ha llamado hace cinco minutos unas tres veces.
-Devuélvemelo.- Antes que ella pudiera obedecer mi orden, le arrebaté mi móvil de sus manos.
-No te preocupes, Carol. He hecho capturas de pantallas y las he pasado a mi móvil. Ahora tengo todas las pruebas para asegurarme que Axel se enteré de la clase de chica que eres. ¡Y espérate que dirá el programa! Pensé que os habían dejado bastante claro que los ganchos y pretendientes no pueden tener ninguna relación.
-Sé qué crees que puedes chantajearme, pero no voy a permitírtelo.- Mi voz sonó tan poco convincente como mis palabras. Joder, Carol, se valiente o al menos, fíngelo.- Axel confía en mí.
-También en mí.
-Déjame que lo dude.- Erika alzó una de sus cejas y después desprendió una risa amarga.- ¿Qué te hace gracia?