Me giro para ver al idiota que me dio esa maldita nalgada que aún me duele. Es el hombre que me folle semanas atrás en el baño de este club. Me acerco a él y tiene una sonrisa victoriosa, quizá piensa que lo voy a besar, pero está muy equivocado. Le suelto un golpe en la nariz haciéndolo retroceder conmocionado.
— A mí me toca quién yo quiero que me toque. — Le comienza a salir sangre de la nariz. — Idiota.
— Hace semanas te folle aquí y en el puto baño, ¿Ahora vienes a hacerte la niña buena? Eres una puta zorra. — Suelto una carcajada.
Cierro la boca de golpe cuando Stephen rodea su cuello con su brazo cortándole la respiración. Exclamaciones de sorpresa se hacen presentes y el grito de alguna que otra mujer histérica pidiendo auxilio.
— Pues espero que lo hayas disfrutado. — Su tono de voz aún con la música me causa algo de miedo.
— Ss-uel-ta-me. — Tartamudea.
— ¡Stephen! ¡Se está poniendo azul, déjalo respirar!
— Son las luces pequeña, puede respirar, poco, pero puede. — El hombre tiene las manos en el antebrazo de Stephen luchando inútilmente porque lo suelte.
• Tatuajitos salvaje. •
— ¡Stephen! — Exclamo y luego llega seguridad.
Lo suelta no sin antes darle un golpe que juró escuche su mandíbula partirse en mil pedazos. El golpe lo hace girar por completo y luego caer al piso seguido de más exclamaciones y uno que otro grito.
— Sáquenlo de aquí. — Ordena a seguridad y camina hasta a mí a paso seguro ignorando todas las miradas que nos rodean.
— ¡No necesito que me defiendas! — Le grito cuando regresamos al reservado. — ¡Y mucho menos que medio asesines a alguien!
— No te estaba defendiendo a ti, sé que lo sabes hacer muy bien tú sola. Solo estaba defendiendo lo que es mío. Te lo dije, no me gusta que toquen mis cosas. — Se encoge de hombros y luego cierra las cortinas.
— ¡No soy una cosa! — Exclamo ofendida.
— Vale, tienes razón. — Me sorprende que lo admita. Se acerca a mí una vez que las cortinas están cerradas. — Estas conmigo y eso es más importante que si fueras una cosa. — Suelto una carcajada, pero luego me hace callar con un beso.
— Stephen. — Me sale en un gemido cuando me hace arrodillarme en el sofá y apoyar las manos en el respaldo.
— Estoy lejos de ser un caballero pequeña, pero hay lugares en los que no debes follarte a una mujer como tú. — Besa mi cuello y sube mi falda. — Por ejemplo, en el baño de un club. — Trago saliva. Al parecer nunca va a olvidar eso. — Puedo hacerlo aquí, pero prefiero tenerte desnuda en mi cama. — Me quita las bragas y me hace girar sentándome de golpe.
— Acabas de decir que no vas a hacerlo. — Jadeo cuando acaricia mis piernas.
— No voy a entrar en ti. — Se encoge de hombros y entiendo cuando se arrodilla subiendo mis piernas a sus hombros. — Puedes gritar. — Suelto una carcajada.
Pero es sustituida por un gemido cuando ataca mis labios vaginales con ímpetu. Hundo los dedos en su cabello arqueando la espalda, me sujeta por la cintura enterrando los dedos.
— ¡Joder! — Siento como sonríe y odio alimentar su ego.
• Gimes y gritas su nombre, te lo tatúas en el trasero y llevas un case con su inicial. •
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SOY TU PECADO. (BP #1)
Teen FictionMe presento, Marbella Küchle. 《Cruel como el diablo y bella como un ángel.》 Enero - abril 2021.