Capítulo 117: Proyecto sombra de dragón.

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«Mei se vio a si misma a mitad de la capital, totalmente en ruinas y sólo reconocible por la enorme montaña bajó la que fue construida. A su alrededor todo Xing long sin excepción se inclinaba frente al rey dragón negro y ella lo miraba con horror.»

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Mei y por eso despertó bruscamente, recorrió el lugar con su mirada y alzó vuelo cuando una gigantesca explosión más al norte sacudió la tierra.

La princesa llegó al lugar de la batalla justo cuando Acnologia alzó vuelo y se alejó rápidamente de Zeref para molestia de este último.

—Mira que... —se quejó el mago negro —. Supongo que no queda de otra.

—¡Alto ahí! —gritó Mei rápidamente.

Mei aterrizó justo frente a Zeref furiosa y sujetó al mago negro del cuello con todas sus fuerzas, lo miró con desconcierto al ver que si endeble cuello no se rompía y luego olfateó un poco ya que su olor le resultaba familiar.

—Oye, ¿qué tenemos aquí? —preguntó el mago negro —. Ha pasado mucho tiempo. ¿Qué ocurrió con tus ojos?

—¿Tú? —Mei gruñó al reconocer la voz y el olor de hombre frente a ella —. ¿Qué haces aquí?

—Negocios, vine hasta aquí a buscar un conocido.

—¿Conocido? —Mei embistió a Zeref y lo atrapó contra una roca —. ¡¿Acnologia es tu amigo?!

—Oye, no usaría la palabra amigo.

—¿Si te mato aquí se enojará?

—Lo dudo... —Zeref se burló —. Ni siquiera creo que se de cuenta.

—¿Dónde está él?

—Ya se marchó.

—¿A dónde?

—Ojalá lo supiera —Zeref negó resignado —. Oye. ¿Qué tiene que ver un ser de pesadilla como él con la princesa de Xing?

—No te incumbe —Mei buscó alrededor —. El hombre que estaba con Acnologia. ¿Dónde está?

—¿Hombre? —Zeref quedó pensativo —. Ohhh, te refieres a un tal Yao-Lee. No lo sé.

—¡Mientes! —bramó la princesa.

—¿Qué ganaría con ello?

—Proteger a Acnologia.

—¿Proteger? —Zeref echó a reír —. ¿De verdad parece alguien que necesita protección? Es la criatura más poderosa que conozco. Si le teme a algo, de verdad me gustaría saberlo.

—¡Carajo! —Mei arrojó al mago negro —. ¡¡YAO!!

Mei comenzó a llamar a su compañero por medio de gritos, Zeref se levantó y sacudió su ropa. Observó a la mujer y por alguna extraña razón sintió la necesidad de ayudarle, así que colocó su mano en la tierra suelta y comenzó a buscar mediante magia de rastreo.

—Oye, tal vez no deberías ver a Yao —comentó el mago negro.

—¿Dime dónde está? —ordenó Mei impaciente.

—Bien —Zeref señaló en dirección norte —. Está más o menos ahí, a unos cinco metros bajo tierra.

—¿Cinco metros? —Mei volteó dudosa antes de comenzar a excavar en la tierra.

—No creo que te guste lo que vas a encontrar.

—¡Tengo que salvarlo!

—Él ya... —Zeref guardó silencio.

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