t w e l v e

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Los días después de nuestro encuentro vuelan injustamente, atrayendo incertidumbre

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Los días después de nuestro encuentro vuelan injustamente, atrayendo incertidumbre. De vez en cuando intercambiamos unos cuantos mensajes y llamadas, pero no volvemos a vernos de frente durante una semana.

El jueves me levanto con una enorme sonrisa en mi cara; y apenas abandono la alcoba, encuentro una nueva aventura en la cocina de la casa.

Cómo es de esperarse, mis antojos a veces varían de dulces a salados, y raramente una porción decente de comida logra satisfacerme por completo. Ahora es él quien extrae toda mi energía.

Junto los ingredientes que yacían dentro del refrigerador y los dejo descansando sobre la encimera de la cocina. Regreso a la alacena, ubicando la harina y el saborizante de vainilla en su interior. La cocina, al igual que el resto de la casa de mi profesora, está perfectamente acomodada, así que no me fue demasiado difícil hallar lo necesario para preparar dicho postre matutino que tengo en mente.

En un bowl abro los huevos necesarios, y procedo a batirlos con azúcar hasta que se forma una mezcla homogénea y cremosa.

A continuación, agrego la harina que cogí con las tazas medidoras, una cucharada de polvo para hornear, escencia de vainilla, y aceite.

No había cosa que más deleitara a mi paladar que los muffins de vainilla.

Mientras introduzco los capacillos blancos dentro del molde, una sonrisa se dibuja en mis labios por el recuerdo que tengo.

ㅡ¡Mamá!ㅡ grito, acelerando mi paso hacia ella, quien está en la cocina, mezclando algo en un molde. ㅡAkari me dijo que está feo, ¿tú crees eso?

Su mirada se aparta de lo que está haciendo, para aterrizar en la hoja que extiendo frente a ella, con un montón de garabatos.

Ella se ríe bajito, negando con la cabeza.

ㅡAh, Akari...ㅡ bufa, rodando los ojos. ㅡ por supuesto que no lo creo, cariño, todo lo que dibujas es precioso.

Mis cachetes se inflan por la sonrisa que se forma en mi cara, sus dedos hacen presión sobre los mismos.

ㅡ¿Qué estás cocinando?ㅡ me animo a preguntar, alzando el cuello para alcanzar a divisar algo.

ㅡSupongo que me atrapaste...ㅡ sonríe, haciendo una seña con la mano para indicarme que me acerque, y eso hago. ㅡ sé que tú cumpleaños es mañana, pero lamentablemente ese día el doctor quiere que me quede, ya sabes, para revisar mi corazón.

ㅡ¿Otra vez está triste?ㅡ pongo un puchero, haciendo un esfuerzo enorme por treparme al banco que descansa al frente de la barra de la cocina.

Ella me mira, entendiendo a lo que me refiero. Una niña no podía comprender lo que era una insuficiencia cardíaca, entonces ella encontró una manera de explicarme que es lo que le sucede, y lo justifica con que su corazón se encuentra "triste" de vez en cuando, y el doctor lo hace sentir mejor.

arôme de rose » nakamoto yuta, lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora