La ruta Yunmeng Jiang

Capítulo 1 - Un juego inolvidable

Incluso cuando la tecnología había avanzado tanto en las últimas décadas, Lan Xichen siempre sintió que se quedó un poco atrás.

En realidad, siempre se quedó atrás con demasiados temas mundanos o simples.

Su conocimiento sobre tecnología enfocada en el puro entretenimiento era casi nulo, sus amistades que fueran más allá de un simple apretón de manos para cerrar un negocio eran inexistentes.

Ni siquiera pudo tener una mascota.

O quizás, de pequeño era demasiado codicioso.

Cuando era niño, quería un dragón.

No importa qué mutación ilegal, poco ética y desconocida tuvieran que buscar los científicos de su familia, el quería un dragón.

Quizás debió pedir algo más modesto o que al menos no fuera más grande que un cubículo habitacional o el transporte promedio para gente en masa.

Francamente, nunca entendió el porqué de la petición. Al final de cuentas, quizás solo pedía deseos imposibles para que sus padres pudieran concederle algo de atención.

Atención que jamás llegó y diversión que vagamente conoció.

Por eso, fue sorpresivo cuando una empresa independiente insistió en tomar una reunión corporativa con una propuesta que jamás antes se había planteado hasta ahora, o al menos no en su industria.

Los videojuegos.

Una empresa independiente cuyos líderes eran un par de hermanos.

Estos hermanos prácticamente habían asaltado por meses los minúsculos huecos en las agendas de sus asesores para conseguir una reunión, reunión que por fin se dio luego de cinco meses de ferviente insistencia.

Lan Xichen sabía bastante sobre el mecanismo y políticas de su empresa, pero por sobre todo, sabe que la imagen es importante.

Falsa o verdadera, la imagen o la fachada es todo lo que importa cuando de negocios se trataba.

¿Qué pensaría el mundo de la prestigiosa empresa Lan si esta dispusiera fondos y tecnología en un simple y banal videojuego?

¡Imposible!

Todo el mundo pensaría que Lan Xichen había llegado a aceptar el trato a punta de pistola o por medio de una amenaza larga y mal redactada contra la vida de sus familiares, pero no, él mismo había aceptado acceder a la reunión.

Después de todo, era su único escape, la única puerta a la que no había entrado.

—Quedan un par de minutos—comentó su hermano menor arreglándose el traje.

Nada parecía estar fuera de su lugar, tranquilo como siempre, y como pocas veces, Lan Xichen sintió algo de envidia por su tranquilidad.

Por su libertad.

¿Por qué demonios el tenía que estar pasando por este incómodo momento en su vida? ¿Acaso ser el espermatozoide más rápido no era una virtud y un milagro?

Lan Xichen ya estaba en una edad en que todo su círculo familiar comenzó a hacer las indeseadas preguntas que debieron haber sido olvidadas hace décadas atrás, pero que por extrema desgracia, aún se mantenían en su anticuada familia.

"Lan xichen, sé que has estado ocupado, pero de casualidad, ¿Has conocido a alguien?"

Quizás, esa era una forma un poco menos invasiva de decir:

"¿Para cuando el maldito heredero?"

Lan Xichen estaba recién entrando en sus treinta, y estaba muy lejos de llegar a ser un ancianito impotente que no pudiera dar un heredero decente, así que no sabía cuál era la necesidad de insistir a tan temprana edad sobre aquel tema.