[ veinticuatro ]

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El negó divertido con la cabeza.
-Llévenselo a una celda individual, está demasiado joven como para meterlo con los grandes.

-Gracias alguacil, es usted muy considerado.

-No me subestimes jovencito- me aclaró- Ahora llévenselo.
Me empujaron un poco hasta tirarme dentro de una celada que contenía una cama, y a un costado un baño.
Miré a mi alrededor y maldije por lo bajo. Otra vez caí en este agujero, y esta vez necesitaba un milagro para poder salir de aquí. Me senté en la cama y traté de calmarme, poniéndome como loco no voy a lograr nada.
Las horas comenzaron a pasar, y se me hacían interminables. Me puse a pensar cuantos años era lo que podía llegar a pasar en un lugar como este, y juro que llegue a desesperarme.

-Jones, tienes visitas- me dijeron. Levante la cabeza y vi como mis dos amigos se acercaban.

-¿Qué hiciste Jughead?- preguntó Archie.

-Tenía que hacerlo- le dije.

-Pero ¿Acaso no te pusiste a pensar en las consecuencias?- dijo Cheryl. Los miré.

-¡No, maldita sea!- Rugí y me puse de pie- ¡Ese maldito infeliz me buscó, y me encontró!

-Ese no es el problema ahora Jughead- me dijo Archie- El problema ahora es que tendrás un juicio y una sentencia. Weston, puede hundirte.

-Pues que lo haga, no me interesa...

-Ambos sabemos que si te importa Jughead- dijo Andrews

-Sí, tienes razón- dije soltando un suspiro.

-Archie y yo haremos todo lo podamos, no estás solo en esto. Debo decir que tu prima está como loca buscando un buen abogado. La condenada de verdad te quiere- me contó Cheryl.

-Mi prima, y yo la quería devolver por donde vino- dije nostálgico.

-Y otra que está que trepa paredes es... Betty.

-¿Betty?- pregunté.

-Sí- asintió Cheryl- Le dijeron que habías golpeado a Bret, que él estaba en el hospital y que tú estabas preso, y lo primero que hizo fue preguntar por ti.

-Betts...- musité.
Era por ella que yo estaba aquí adentro, pero juro que no estaba arrepentido. Y juro que todas las cosas que le dije a Weston, fueron cosas que me salieron del alma. Cosas que deseo, cosas que imagino. Elizabeth Cooper está metida en mi cabeza de una forma que no puedo describir.
La noche se me pasó lenta en aquel lugar. No pude dormir pensando en todo lo que podía pasar si no salía de aquí. De verdad tuve que haberme controlado... pero él, él me sacó de quicio. Además ¿Cómo logró saber todo eso? Alguien estuvo hablándole a aquel infeliz de mi vida. Al día siguiente los guardias me dieron de desayunar y me dieron la noticia de que tenía una visita.
Vi como ella entraba con cuidado y con algo de asco miraba a su alrededor.

-¿Donna? ¿Qué haces aquí?- le pregunté. Ella se acercó más a la celda.

-No sabes lo preocupada que he estado por ti- me dijo ella.

-No hacía falta que vinieras Donna- dije mientras me ponía de pie.

-A pesar de que quieras darme celos con la odiosa de Cooper, yo estoy aquí... Y hablando de ella, ¿Dónde está? ¿No que tenían algo?

-Sí, sí lo tienen perra- escuché la voz de Toni. Ambos nos giramos a verla, no estaba sola. Betty venía a su lado- Vamos Donna, ellos tienen que hablar de sus cosas... o hacer cosas ¿me entiendes verdad?

-No vas a pedirme que me vaya por ella, ¿verdad?- pre preguntó Donna.
Miré a Betty y luego a Toni. Volví mi vista a Donna

-Va a ser mejor que te vayas Donna, este no es lugar para ti- le dije lo más amable que puede.

Peligrosa Obsesión| Bughead Donde viven las historias. Descúbrelo ahora