Inesperadamente, no me separé de Shuhua después de un año. Volvimos a quedar en el mismo curso. Incluso después del segundo año de conocernos, volvimos a coincidir.
Y en mi cabeza ella ya era una constante que no esperaba que desapareciera.
Hacía mis días interesantes.
Podía llegar al salón y ella tendría una bolsita de gomitas esperándome. A veces podía salir un rato a dar una vuelta y ella estaría esperándome afuera mientras miraba las nubes. Era una chica viviendo en su propio planeta.
─¿Puedes creerlo? Llevamos tiempo siendo amigas y aún no me acostumbro a verte todos los días.
Leyó mi mente con su comentario. Solo sonreí para ella, porque a pesar de ser la reina del hielo para todo el mundo, ella era demasiado brillante como para ser fría con ella.
─Quizá es eso de que los opuestos se atraen.
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