La luz de los rayos iluminaba un poco la habitación, lo que le permitía a Eli observar a Demetri dormir profundamente. El rubio deseaba tener la misma habilidad de su amigo para dormir mientras llovía con fuerza. Porque él no podía debido al ruido y el frío que sentía.
Cuando se quedaba a dormir con Demetri, la mamá de éste le tenía un colchón especial porque a veces se orinaba, pero era tanto el frío que sentía en esos momentos que se coló a la cama del castaño en busca de calor, y vaya que ahí estaba más cálido.
Eli notó como Demetri se había movido bruscamente gracias al fuerte sonido de un relámpago que iluminó toda la habitación y no tardó en despertarlo.
El rostro asustado de Demetri hizo sonreír a Eli. —¿Qué haces en mi cama? Me asustaste.— Dijo el castaño, pues no esperaba encontrarse cara a cara con su amigo sin aviso. Hace tiempo no dormían juntos en la cama.
—Está haciendo mucho frío y en el colchón lo siento más... Tu cama está calientita... Pero lo siento, no debo incomodarte.— El rubio iba a irse pero el castaño le agarró la mano.
—No. Lo siento, no es lo que quise decir.— Demetri tiró de la mano ajena y lo hizo volver a acomodarse. —No seas bobo. Mi cama es tu cama.
Eli sonrió y volvió a meterse bajo la enorme y gruesa sábana con Demetri.
—La próxima avisame, pude darte un golpe sin querer.— El castaño le hizo más espacio en la cama al rubio.
—Está bien.— Eli le dió la espalda y cerró sus ojos, pero unas manos en su cintura lo hicieron volver a abrirlos.
—Si vas a estar en mi cama en medio de una madrugada helada, debes soportar que te robe calorcito.— Demetri se apegó al cuerpo ajeno sin importar que ambos estuvieran solo en boxers, existía mucha confianza.
—Estás calientito...— Susurró con voz adormilada y apegó su rostro a la espalda desnuda de Eli.—Tienes la nariz fría...— Eli rió y su piel se erizó al sentir que Demetri solo había respondido rozando su nariz en su espalda.
El rubio cerró sus ojos y abrazó una almohada. Pudo conseguir el sueño estando en los brazos de su amigo, definitivamente Demetri y su mamá eran lo único que tenía en el mundo.De vez en cuando se escuchaban relampagos que hacían que Eli saltara del susto, pero de inmediato Demetri lo apretaba entre sus brazos instintivamente para calmarlo.
La habitación de Demetri estaba totalmente decorada a su gusto y el olor de su perfume se encontraba impregnado por todas partes, olor que le gustaba mucho a Eli pero no lo decía porque pensaba que sería raro.
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Era domingo, así que no sonó ninguna alarma, pero Demetri despertó primero y se dió cuenta que ya no estaban abrazados. Eli dormía boca abajo, con la sábana apenas en la cintura.
Una sonrisa de malicia se dibujó en el rostro del castaño y se levantó con cuidado, fue a buscar entre sus cosas y tomó un marcador, entonces se acercó a Eli y comenzó a unir todos los lunares de su espalda, pues aunque no tenía en exceso, para Demetri podrían formar un mapa.
—¡¿Qué haces?!— Eli se levantó de golpe y Demetri corrió por su vida.
El rubio se paró frente al espejo del closet y agrandó sus ojos al verse la espalda. —¡Te mataré!— Comenzó a correr por la habitación persiguiendo a Demetri.—Sabemos que no matarías ni una mosca, pequeño.— Dijo Demetri con burla, siempre destacando sus diferencias de estatura.
—¿Eso crees?— Eli se subió en la cama y se lanzó a la espalda de Demetri, entonces los dos cayeron al piso entre risas.
La mamá del castaño entró y los encontró en el piso. —¡¿Están bien?! ¡¿Qué pasó?!— La mujer dejó la bandeja con comida en la mesita de noche y los ayudó a levantarse.
—Tranquila, ma. Solo estábamos jugando.— Le respondió Demetri.
—Les traje el desayuno. Espero que después se bañen, par de chanchitos.
¿Qué es ésto?— Dijo tocando la espalda de Eli.
Ambos chicos solo rieron y la mujer los miró con los ojos entrecerrados antes de abandonar la habitación.—Tendrás que ayudarme a quitarme eso de la espalda.— Dijo Eli tomando un pan y sentandose en el piso con sus piernas cruzadas.
—Es marcador permanente.— Dijo Demetri leyendo la etiqueta del marcador, luego lo dejó en su mesita de noche y agarró una manzana.
—¿Ansioso por mañana?— El castaño descaradamente se sentó en las piernas del rubio, pues el no tener mucho trasero le incomodaba al sentarse en el piso, además de que no quería ensuciar sus boxers con diseño de números.—Claro, como si fuese a tener más amigos además de ti.— Eli rodó sus ojos y no se quejó por el peso de su amigo. —Nadie quiere juntarse con el chico del labio raro. Da lo mismo cada año.— Soltó un suspiro y bebió del vaso de leche.
—Yo sí, siempre serás mi mejor amigo.— Demetri le regaló un beso en la frente a Eli y le sonrió.
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—¿Sí está quitándose?— Preguntó Eli haciendo una mueca, ya le ardía la piel de su espalda.
—Sí... Dios, compraré más de esos marcadores.— Dijo Demetri mientras continuaba tallando la espalda del rubio con una esponja.
La madre de Demetri entró al baño sin tocar y los encontró a ambos en boxers debajo de la ducha. —¿Ya se le quitó el marcador?
—Ya falta poco, ma.— Respondió el castaño.
—Bien, aquí te dejo tu ropa, Eli.— Dijo la mujer dejando la ropa en la barra del lavabo, solía hacer eso con Eli porque era casi otro hijo para ella.
—Muchas gracias, señora.— Eli le sonrió antes de volver a hacer una mueca, Demetri lo estaba tallando muy fuerte.
La mujer se fue del baño y Eli se dió la vuelta para encontrarse cara a cara con Demetri. —No vuelvas a hacer esa tontería.—Lo siento, Eli. La próxima no será marcador permanente.— El castaño rió y salió de la ducha. —Bañate primero.— Dijo tomando un cojín que mantenía en el baño y lo tiró en el piso, se sentó en éste dandole la espalda al rubio para que se bañara tranquilamente. —Me avisas para voltear.— Agarró su teléfono y comenzó a jugar en éste para no aburrirse viendo a la pared blanca.
—¿Por qué no esperas afuera?— Cuestionó Eli con inseguridad.
—No quiero ir a mojar mi habitación. Venga, hombre, tranquilo. No voy a mirarte.— Respondió Demetri con los ojos en la pantalla de su celular.
—Además, ya te he visto desnudo.—Sí, cuando teníamos como ocho.— Eli rió y le contagió la risa a Demetri.
El rubio finalmente decidió desnudarse y bañarse, aunque de vez en cuando miraba a Demetri y se aseguraba de que no volteara. Le daría mucha vergüenza si por accidente lo veía desnudo.
Cuando terminó se envolvió en una toalla y salió para ir a vestirse en la habitación del castaño, se colocó el boxer limpio y una camiseta, solo para pasar el resto del día en casa de su amigo, jugando y viendo películas. Podía estar todo el día en ropa interior en casa de su amigo, ya que Demetri solo vivía con su mamá.🐍
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ʙʟɪɴᴅɪɴɢ ʟɪɢʜᴛꜱ; ʜᴀᴡᴋ & ᴅᴇᴍᴇᴛʀɪ
Fanfiction❝ Tus puños dicen que me odias, pero tu sudor en mis sábanas dice que me amas. ❞ (No copias ni adaptaciones.)