Sigo caminando un par de cuadras y llego hasta una parada de autobuses.
Quiero tomar un micro que me deje en el McDonald's más cercano.
¿Qué mejor que ahogar las penas con una gran y deliciosa Angus Bacon?
-Disculpe, ¿sabe cuál me deja en la Avenida LasHeras?- pregunto a un hombre mayor, la única persona que veo en la parada.
-Si si, ése que viene allá pasa por ahí -responde y me sonríe. Su voz es rasposa y añeja. Señala un autobús que viene doblando la esquina.
-Gracias -digo y me apuro a hacerle seña al chofer para que frene. Abordo y busco monedas para pagar el boleto; no traje la RedBus-. Voy a la Avenida LasHeras -informo.
El colectivero asiente y marca en un tablero para que pueda meter las monedas. El ticket sale y me voy a sentar.
De entre toda la gente, localizo unos ojos chocolate que me miran atentamente, como si me escanearan con rayos equis. Un chico rubio me mira desde la última fila de asientos. Me pongo nervioso y me ubico en una silla individual.
¿Cuánta plata tengo? Voy a tener que contarla y dividir gastos... No sé cuanto tiempo voy a estar en la calle.
Tendría que conseguir alguna changa para ganarme unos pesos, ademas de un lugar para pasar los días...
¿Podré abrir una cuenta en algún banco? Tengo 16... creo que no. Me da miedo andar con mucha plata encima.
Es molesta la pesada mirada que siento en la nuca... ¡Dios! ¿Tendré algo?
Me paso la mano por el pelo, desde el flequillo hasta la nuca para quitarme cualquier basura o cosa que pueda tener; no tengo nada. Giro la cabeza disimuladamente para mirar al pelirubio, nuestros ojos se encuentran y me sonríe, haciendo así que me ponga un poco rojo.
¡No me gusta que me miren! Soy muy tímido. Las manos empiezan a transpirarme.
Por suerte, en menos de 15 minutos ya he llego a destino. Con la cabeza en las nubes y la cara carmín, voy y toco el timbre para bajar. El micro frena, las puertas se abren y yo desciendo con la pesada mirada del molesto de los ojos marrones.
Encuentro el paraíso de mi estómago y cruzo la calle. El olor a comida rápida me invade las fosas nasales cuando entro al local.
Hay 5 personas para pedir, hago la cola y pido una hamburguesa, la chica de gorrita me pregunta si quiero agrandar el combo, digo que sí y pago.
Espero un rato y ya tengo la "mediatarde" en bandeja.
Son las 19:47, en un rato se va a hacer de noche.
Mi conscienca me mira con cara de molestia y me indica que tendría que buscar dónde pasar la noche.
Ya estoy sentado y listo para atacar mi combo Angus Bacon agrandado.
Me acuerdo que Ada, mi mejor amiga vive a unas cuadras de donde estoy. Me apresuro a escribirle un mensaje.
¿Y mi celular? Me palpo los bolsillos sin encontrar rastro de mi Samsung Fame con fundita bordó.
Tengo los auriculares enrollados en el cuello pero no el teléfono.
¿Cómo no me voy a dar cuenta que se cayó mi teléfono? Estoy de mal humor. Bufo.
Bueno, primero voy terminar de comer y después voy a ver si encuentro el celular. ¡El hambre es más fuerte!
-¿Éste es tuyo? -preguntan a mi derecha cuando estoy a punto de morder mi hamburguesa.
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Lo que hacen los Hombres.
AléatoireDespués de una discusión con su padre, Álex decide abandonar su casa a los 16 años. Buscará hacerse de dinero para pasar las noches bajo algún techo, despertando todas las mañanas con la esperanza de alcanzar el éxito en la Industria de los Modelos...