Suspiro

Suspiro

Francisco M. A.C Mallorca, España

© 2011 Bubok Publishing S.L. 1ª edición revisada

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Dedicado a mis padres que sin ellos esto no sería posible, a mi abuelo que en paz descanse y que aún sigue conmigo en su estado espiritual, a mi pareja a la que quiero con locura, a mí mejor amigo en la vida real y en la virtual. Gracias a ellos y a todos los seres queridos que forman parte del gran puzle de mi corazón. Gracias.

Índice

I Rutina.......................0 – 20

I Rutina

Siempre imaginé llegar a ser alguien en la vida, y no estar en boca de todos, no precisamente en la parte buena de la palabra. Puede que esta forma de pensar, sea realmente ocasionada por tiempo atrás, de crueles acontecimientos en mi forma de ser. Pero bueno, hoy es miércoles y me toca levantarme a las 8:00 de la mañana, para ir al trabajo. Abro los ojos, y casi involuntariamente se me cierran, reintento hacer otro esfuerzo y nuevamente consigo dejarlos abiertos. Si algo me encanta de levantarme por la mañana es el maravilloso Sol que entra por la ventana en invierno, junto con la hierba mojada del rocío...

– Steve!. Vamos! –

Mi madre cada mañana solía llamarme a través de la puerta del cuarto, para cerciorarse que no faltaba al trabajo. Ya que últimamente no me encontraba muy bien, solía quedarme con mucha facilidad dormido, aunque

incluso me tomara más de ocho tazas de café. Y es inaudito, ya que siempre había sido una persona muy activa, tanto mental como física. Es extraño, pero juraría que incluso tenía más ojeras y a veces la cabeza me daba mil vueltas, estoy seguro que si no fuera por la boca y la nariz, me explotaría como una olla a presión. Según mi madre, estaba incubando un virus, aunque me gustaría saber qué tipo de contagio se refiere, solía darme miedo cuando se ponía tan seria al señalarlo con tanta seguridad en sí misma, y eso que no era enfermera ni doctora. Lo suyo era el esoterismo, de ahí que acarrease la responsabilidad de una tienda muy modesta en el centro de la ciudad.

– Steve!. Por favor! -

Va siendo hora de levantarme de la cama, son las 8:05 y empezaba a las 8:30. Tenía la suerte de que en la ciudad de NieblaAzul, el transporte público era rápido y limpio, bueno... llamaremos limpio a todo aquello que esté en los asientos y no tenga vida propia. Son las 8:08 y una vez levantado y arreglado, con la vestimenta del trabajo, ya estaba dispuesto para bajar y desayunar. Por suerte me solía duchar últimamente por la noche antes de acostarme, debido al agotamiento que estaba teniendo en estos días. Bajando por las escaleras, me acordé que después del trabajo tenía que irme con David, mi mejor amigo, digamos que es como un hermano.

– Steve, hijo mío. Date prisa en desayunar e irte o no llegarás. –

–Mamá, no te preocupes, ya sabes que soy muy puntual, aunque no esté en mi salsa. Por cierto donde está papá?. – Tu padre ha quedado con Roberto para ir a pescar. Acuérdate que los miércoles tu padre tiene libre. Estás realmente en otro mundo, hijo mío. –

Siempre he tenido mi teoría sobre las madres, aun sabiéndolo todo sobre los hijos, pueden llegar a ser realmente bordes y controladoras. Mi padre acostumbraba a ser más permisivo e incluso menos supervisor en muchos aspectos. Supongo que trabajar en el cementerio de sepulturero, es algo que le comprometía a ver la vida con otros ojos, a la hora de vivirla al máximo.