Planteamiento, nudo y desenlace

24 6 1
                                    



Existió una vez una familia muy pobre. Vivían bien ubicados, pero a duras penas llegaban a fin de mes. Su casa era lo suficientemente grande como para que aquí viviesen los protagonistas de nuestra historia.

 Un trágico día, ocurrió, inesperadamente, un terrible suceso. Olivia estaba jugando con Guillermo y Carla. El padre de Oli, Marcos, se encontraba en el salón, en un estado de considerable embriaguez. Su madre, en cambio, se hallaba en la cocina preparando algo rico para la cena. De repente, se escuchó un ruido que retumbó en toda la casa. Olivia se asomó al pasillo para ver lo que ocurría. Sus hermanos estaban confusos. No entendían qué podía ocurrir a esas horas de la tarde en su casa. Con un gesto, Olivia les indicó que no se movieran de donde estaban. Ellos obedecieron, petrificados. Oli se acercó a la cocina, lenta y cautelosamente.

-¿Mamá?- preguntó, extrañada por el silencio en el que estaba sumida la casa.

Decidió ir a la cocina para preguntarle a su madre qué había ocurrido. Cuando llegó a la cocina, la escena era inquietante: su madre yacía en el suelo, inconsciente, sangrando. La cena seguía haciéndose en la sartén, mientras que la vida abandonaba lentamente el cuerpo de su madre, consumiéndose. Su padre blandía un cuchillo de gran tamaño, con el cual le había hecho una serie de cortes a su mujer muy violentamente. Olivia se quedó paralizada de miedo, sin saber qué hacer, bloqueada. Gritó, e inmediatamente, aparecieron Guillermo y Carla para ver qué sucedía. Al descubrirlo, se echaron a llorar desconsoladamente.

-Pero ¿¡qué has hecho!?- gritó Olivia, fuera de sí, hecha una furia.

Su padre no pronunció palabra: soltó el cuchillo y se fue de la casa dando un portazo.

Pero Oli en ese momento estaba llena de energía y de ganas de venganza, así que recogió un poco de equipaje, suyo y de sus hermanos, y salió de la que había sido su casa con sus dos hermanos.

Se paró, confusa, sin saber hacia dónde dirigirse. Por primera vez desde lo sucedido, se sentó en el suelo y se echó a llorar. Lo había perdido todo: a su madre, a su padre, su casa, su infancia... Todo se lo habían arrebatado de un plumazo. Sus hermanos, sin saber qué hacer, la imitaron. La gente que pasaba por la calle, los miraba curiosos, pero nadie hizo nada por ayudarlos. Ellos lloraban de tristeza, de impotencia, de rabia...

Estaba empezando a oscurecer, cuando Guillermo le dijo a Oli:

-Tengo hambre, frío y sueño, y Carla se está congelando. ¿Qué vamos a hacer? ¿Dónde vamos a vivir?

Por toda respuesta, Oli le dio una sudadera para que se la pusiera, y le entregó otra para Carla.

-Anda, échate en mí.

Guillermo se acurrucó junto a Oli, y atrajo a Carla hacia él para darle calor. Así pasaron la primera de tantas noches en la calle.

Después de meses en la calle, sin comer, un día, Oli se despertó y se dijo:

-Esto se ha acabado. Hoy voy a encontrar una solución a nuestros problemas.

Y se le ocurrió una idea fantástica. Despertó a toda prisa a Guillermo y a Carla, recogió lo que habían esparcido en esa calle que había sido su "hogar", y se puso en marcha.

- Pero, ¿se puede saber adónde vamos? – preguntó Theo, con una mirada llena de interrogantes.

- Vamos a la casa de la tía Nuria.

Llegados a este punto de la historia, hay que aclarar algo: nuestros queridos niños no estaban solos en este mundo. Su madre tenía una mejor amiga que vivía en la ciudad, y los niños le llamaban tía, a pesar de que no lo era. No se veían desde hace tiempo, porque Carla exigía mucho tiempo y atención de su madre, pero a pesar de todo, seguían manteniendo el contacto. Nuria era soltera, tenía alrededor de 30 años, vivía sola en una casa medianamente grande, y tenía un trabajo del que podía vivir sin preocupaciones: era la jefa de Mercadona. Oli se maldijo por no haber pensado antes en ella.

Cuando llegaron a su casa, llamaron al timbre y esperaron. Les abrió la puerta en persona. Los miró, estupefacta. No les había reconocido. De repente, abrió mucho los ojos, como con sorpresa. Les hizo pasar y, una vez dentro, les bombardeó a preguntas.

Oli no supo explicar porqué, pero tuvo la sensación de que nunca más se sentiría tan sola como lo había estado durante todos estos meses. Supo que Nuria les iba a acoger y les iba a cuidar como si fuese su madre. Observó a sus hermanos, riendo, despreocupados, atendiendo a un chiste de Nuria. Le invadió una sensación de calma y se unió a ellos en su enorme carcajada. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 17, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

InesperadamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora