Dejaría todo... [Erick Brian Colón]

• CAPÍTULO 25 •

Erick

Han pasado más de tres semanas desde la última vez que la vi, jamás se me habría ocurrido encontrarme con ella en aquella fiesta pero supongo que... no sé por qué creí que esta vez sería diferente, es obvio que no. Sigo sin importarle.

Por suerte ya hemos vuelto a casa y podré olvidarme de ella como llevo meses intentando y concentrarme en Elise, quien claramente me ha notado mucho más distante desde que la vi. Últimamente las cosas entre nosotros han estado demasiado tensas, sé que no le he prestado la atención que se merece y que la he estado evitando por horas, pero lo he hecho porque no quiero que note lo afectado que estoy por verla a ella. Sinceramente no sé qué me pasa, no tengo idea de cómo debería de reaccionar a ello.

Aterrizamos hace un par de horas y estoy en el apartamento que comparto con Joel, después de dejar a Elise en su casa. Como suelo hacer luego de largas giras, me encierro a mi habitación y me largo a dormir por horas, probablemente mañana visite a mamá y a mi hermana. Han pasado meses sin verlos y me apetece estar con ellos un rato antes de volver a irnos. Según lo que mencionó Joel, esta noche no dormirá aquí, sino que pasará la noche en casa de su novia.

Dejo mi maleta tirada en alguna parte de mi cuarto, me pongo la pijama y me permito lanzarme a la cama a dormir.

***

Una llamada me despierta, con mis ojos entrecerrados trato de localizar de donde proviene el sonido. Por el tono de llamada, sé que es mamá quien me llama, la tengo registrada con ringtone especial para saber que es ella.

Contesto y la voz de mi queridísima madre resuena por el teléfono, me habla frenéticamente mientras yo trato de procesar qué me dice. Me hace miles de preguntas y por fin se calla para que pueda hablar yo. Respondo cada una de sus preguntas, sé que está preocupada porque no di señales de vida desde que llegamos pero es porque he estado durmiendo por horas, llevo más de doce horas acostado en mi preciosa y cómoda cama.

Son más de las doce del día y ni siquiera he tomado desayuno pero mamá insisten en que vaya a visitarla y de paso almorzar con ellos. No me niego, claro. Eso significa que no debía cocinar pero que debería apurarme si quiero llegar a tiempo. Termino la llamada y me levanto corriendo a la ducha. Cinco minutos más tarde, salgo del baño con una toalla cubriendo la parte inferior de mi cuerpo y mi cabello goteando. Me paseo en toalla por el cuarto en busca de ropa limpia, lo malo de no desesperar ayer es eso, no tener ropa limpia que usar para hoy.

Finalmente, reviso la poca ropa que dejé aquí en mis cajones, algunos pantalones, uno que otro jeans y unos cuantos hoddies viejos. Lo justo y necesario. Curioseo entre la ropa y me quedo con los jeans claros, una camiseta blanca y un hoddie negro, acompañado de unas zapatillas que encontré por allí en el closet.

Seco un poco mi pelo, añado un poco de perfume y ya estoy listo. Reviso en la cocina algo para comer y no hay nada, usualmente dejamos algunas cosas, como gomitas o golosinas pero esta vez no nos queda nada.

Nota mental: pasar al supermercado a comprar comida.

Tomó las llaves de mi carro, un Tesla Roadster, un bellísimo sedán deportivo, adquisición que me autorregalé para cuando cumplí veinticuatro primaveras, fue como amor a primera vista, lo vi y supe que debía comprármelo. Baje por el ascensor hasta el estacionamiento, me despido del portero y subo al carro con dirección a la casa de mamá.

Conecto la llave y lo primero que escucho por los altavoces es una de nuestras canciones, Dejaría todo, el cover que hicimos de la canción de mi ídolo, Chayanne. Arranco y disfruto tarareando de la canción, pero me quedo callado al instante en cuanto mi mente me juega una mala pasada. He vuelto a pensar en ella tal como ha ocurrido cientos de veces en el último tiempo. Recuerdo nuestra última vez juntos, claro yo no sabía que sería la última, porque de haber sabido, habría besado sus dulces labios sabor a fresa por más tiempo para poder recordarlos.