Era más que normal que Conway trabajara hasta tarde. Podía llegar incluso la madrugada y este más de una vez había amanecido en comisaria. Jamás le pagarían lo suficiente.
Pero esta noche era distinta. Lo acompañaba cierto otaku enamorado, que aunque Conway ya lo había despedido, él había insistido en quedarse a ayudarlo. Ayuda que Conway no rechazó demasiado porque la necesitaría, y la forma en que se lo pidió fue imposible negárselo.
La cantidad de papeles, informes y récord de criminales que tenían que revisar no era poco, estaban indelicadamente desordenados encima del escritorio del Superintendente. El ambiente era silencioso algo que pareció más que molesto ante el mayor, el cual no tenía un pelo de tonto, y sabía muy bien por qué su Comisario estaba tan silencioso y a la vez parecía querer decir algo.
«Aquel beso»
Desde entonces había estado tan silencioso. Había notado más de una vez sus repentinos sonrojos y tartamudeos, y Volkov no era una persona que se dejaba intimidar. Jamás había notado timidez en el ruso.
Conway lo miró y sus miradas chocaron, y como si doliera mirarse a los ojos, Volkov bajó su mirada a unos papeles que revisaba entre sus dedos, Conway frunció el ceño.
Desde que se besaron Volkov había cambiado súbitamente.
Conway suspiró. Tomó un sorbo de su taza de café que yacía a un lado de su mesa apartado de los papeles, para evitar accidentes. Sin poder evitarlo, volvió a mirar a su Comisario y chocaron miradas; pero el ruso apartó la mirada apenas logrando ver los ojos de su superior. Volkov parecía que tampoco podía concentrarse. Al parecer ambos estaban en las mismas.
Volkov volvió a retirar su mirada otra vez, y Conway volvió a fruncir el ceño. Quería encontrar su mirada; pero este no cedía, apartándola una y otra vez, y dirigiéndola a los papeles que sostenía con sus manos. Le molestaba su actitud. En parte era tierno ver como se sonrojaba, pero este lo evitaba a cualquier costa y era algo que el mayor no agradecía.
—¿Vas a estar todo el día así o me vas a decir que te pasa? — habló el mayor, y su voz extrañamente salió naturalmente suave, interrumpiendo aquel silencio.
—Estoy de puta madre. — espetó sin mirar al mayor. El otaku sabía que su superior lo estaba mirando, pero evitada ceder y ponerse en evidencia.
—Ni siquiera me estás mirando a la cara, ¿Qué coño te pasa? —preguntó de forma tosca, antes de siquiera pensarlo.
—Deberías saberlo —Dijo este tan bajo que apenas fue escuchado por el americano, y suspiró cansado —, ¿Acaso crees que fingiendo olvidarlo se borrará?—reclamó más alto de lo que quiso frustrado.
—¿De qué cojones me hablas? —preguntó con aquel tono que usaba para intimidar a los criminales. Y por primera vez en el día sus miradas se encontraron por más de tres segundos.
Conway miraba al Comisario con el ceño fruncido, en cambio este parecía molesto y triste.
—Ni siquiera sé por qué esperaba tanto de usted —musitó el más bajo, con una muy clara decepción y apartó su mirada —. Es muy egoísta para pensar en otra persona que no sea usted mismo.—dijo, y a medida que hablaba parecía querer quebrarse.
Conway pudo apreciar que oprimía sus ganas de correr y echarse a llorar, pero el mayor no decía nada solo miraba al más bajo como si meditara que decir, no le llegaban las palabras, pensaba más en si era lo correcto.
Al fin y al cabo él no creía que merecía ser feliz; aunque eso implicara a Volkov.
Era lo que se repetía cada día que despertaba, «debería morir como el hijo de puta que soy» lo había repetido tantas veces y en diferentes ocasiones, y lo seguía pensando. No merecía vivir cuando tanta gente había muerto por él, cuando había hecho sufrir a tanta gente; no merecía vivir.
ESTÁS LEYENDO
Una bala por ti| Volkway
FanfictionDonde Volkov endulza la amarga vida de Conway. +18 •Sobre los personajes, no sobre los streamers. •Gay. •Fanfic; personajes prestados. •Soft.