𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻

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Al entrar a la casa el calor la invadió de inmediato. Sintió alivio al no ver a Finn cerca.

Caminó rápido al baño y retocó su maquillaje. Estaba molesta consigo misma por sentirse menos que Heather.

-Eres hermosa, fuerte y no hay nadie mejor que tú -dijo en voz alta mirando su reflejo-. Eres hermosa, fuerte y no hay nadie mejor que tú -repitió aún más segura de sí-. No hay nadie mejor que tú.

Sonrió levemente al sentirse mejor.

Salió del cuarto y se encaminó a la cocina, tomando una cerveza buscando a Sophia con la mirada. Al fin y al cabo estaba en una fiesta, se veía hermosa y habían al menos tres chicos tras ella esa noche.

Y el primero se acercó al verla sola mirando su móvil.

-¿Puedo decirte que estás muy linda esta noche? -levantó la mirada y se encontró con una mirada azulada brillante. Sonrió un poco sonrojada en tanto asentía-. Te ves muy linda, Mariane.

Los ojos de Oakes destellaban sinceridad y nerviosismo a la vez. Porque debía admitirlo, Mariane le había gustado desde el primer segundo que la vio cruzar la puerta de la casa de Jae.

-Gracias, Oakes. Tú te ves muy bien hoy -bebió de la botella.

Levantó sus hombros. -Hago lo que puedo.

Rodó los ojos divertida. -Sí, claro.

-Vale, dime, ¿cómo conociste a Finn?

Finn.

Suspiró. -En el Kinder. La historia es algo muy graciosa. Eramos unos niños de entre cinco y seis años y no sabíamos qué era un beso... -rió un poco sonrojada junto al rubio-. Y le preguntamos a la maestra, ella dijo que era la unión entre los labios de dos personas que se querían mucho. Recuerdo que Finn, he de decir la verdad, era muy travieso y dijo que debíamos intentarlo, y bueno, imaginarás lo siguiente.

-Unió sus labios a los tuyos -asintió con la cabeza-. Aww, eso debió ser muy tierno.

Levantó sus hombros. -Supongo. Pero al día siguiente le partí un lápiz en la cabeza por comerse mi galleta y desde entonces somos amigos.

Oakes estalló en carcajadas. -Ay, pobre Finn.

En ese momento el volumen de la música subió de a poco, en tanto la gente se acumulaba en el centro de la sala y comenzaban a moverse al ritmo de la pista.

-¿Quieres bailar?

-Paso, tengo dos pies izquierdos...

Una charla amena inició entre ambos. Mariane estaba feliz de dejar de lado por un rato a Finn, Heather y a su corazón roto, al hablar con Oakes se sentía lo suficientemente cómoda y alegre, el rubio la hacía reíren cada oportunidad que tenía. Él parecía un buen chico, aunque algo menor.

𝗛 𝗲 𝗮 𝘁 𝗵 𝗲 𝗿 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora