Capítulo 18.

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Malicia



— ¿En serio llevamos dos horas y aún no llegamos? — Pregunté, cansandome de tanto camino. —Falta otro poco, no te impacientes— Me miró de reojo, tal parecía que hasta ella se estaba cansando. —No sé si me vas a llevar a una playa privada o una cabaña en las montañas— Miré por la ventanilla. —Tendremos que pasar la noche donde sea que vamos— Dije al ver como casi se ponía el sol.

—Quizá por eso nos estamos tardando tanto— Cambió su tono de voz. — ¿Vas a asesinarme o algo allí? — Pregunté. —Si vas a cometer un delito conmigo… — Me acerqué mucho a ella. —Me gustaría que fuera una… — Empecé a pensar bien lo que diría.

Inmediatamente me devolví a mi posición. —No sería eso sí yo lo quisiera… — Pensé en voz alta. — ¿Estás diciendo que quieres eso? — Increíblemente, siguió mi juego. —No he dicho nada explícitamente— Levanté mis manos.

—Ahora no sé si me gustas más de sumiso o atrevido— En un movimiento rápido me golpeó con una mano y luego la devolvió al volante.

Poco a poco fuimos tomando una vía alterna por un bosque, muy probablemente quitando la opción de playa.

Poco después llegamos a un pueblo pequeño, pero seguimos de largo, y al final, con la broma, adiviné que era una cabaña.

—Se que mi vida personal no te importa demasiado— Me apoyé en el vehículo viendo la cabaña medianamente grande. —Pero si tuviera exámenes mañana te habría salido mal el movimiento— Me levanté, cerrando la puerta y caminando con ella.

— ¡¿No tienes exámenes no?! — Preguntó asustada. —Los tuve la vez que me hiciste desmayarme— Aclaré. Entramos, encontrando el ambiente frío debido a no tener calefacción.

—Creo que por todas las veces que no pudimos salir en Seúl, esto lo compensa— Sonrió, enseñando la sala de estar.

Si fuera la misma persona de hacía tres meses, estaría alucinando con todo aquello.

Pero conociéndola, más que todo sus tratos e interés por mi, podía darme el lujo de actuar con confianza.

Además, ya no quería dejar que jugase conmigo, no al menos si era unilateral.

—Creo que una noche aquí sí que lo va a compensar— Me dejé caer en el sillón. Ella simplemente fué a encender las calefacciones.

Me levanté una vez que volví a sentir incómodo el estar sentado, yendo por la parte de detrás.

Una vez que abrí la puerta, dos cosas me dejaron sorprendido.

La vista y el frío.

Aunque era el fin del ocaso, aún podía ver bien las montañas y su neblina, se notaba que ya pasábamos a otoño.

Mientras admiraba el paisaje, sentí como dos brazos me rodeaban.

—Hace mucho frío aquí, vamos dentro— Escuché la voz más familiar de los últimos días.

Si no fuera por el frío y ella empujando hacia atrás, allí me habría quedado otro rato.

Nos acomodamos en el sofá que en un principio me ayudó.

Mientras ella empezó a leer algo, recostandose un poco en mi, solo me quedaba pensar.

Pensar en cómo hacia un par de meses estaba por prácticamente odiarla mientras me desmayaba de una insolación.

Pensar en cómo me trató como un esclavo de verdad y ahora me llevaba a un sitio como el actual.

Pareciera como si quisiera redimirse de todos sus errores, conociendolos bien. Quizá yo era su experimento, su vuelta al mundo de citas, tantos años de únicamente trabajo probablemente le habrían alejado de la realidad de los mortales.

Quizá eso era yo, un experimento, es fácil ponerlo en esa definición.

Pero la conjetura estaba allí, era la realidad. El que ella se voltease a verme y sonriera solo por verme.

Se que no soy perfecto, menos al absurdo nivel de la industria, pero ni aun con mi mente calculadora y fría podía averiguar las razones por las que se esforzada tanto.

Ni una en un millón de posibilidades podría darme la receta para que todo esté funcionando a ese nivel.

— ¿En qué estas pensando? — Preguntó, ahora con cara de preocupación. —Llevas casi media hora mirando el techo— Intentó ponerse más en mi foco visual.

—A lo que tienes que mirar es a mí— Apagó su celular, sentándose encima de mi.

—Porqué tuviste que robarte mi corazón— Pronuncié en mi idioma natal, dándole el primer beso de mi parte.

Porqué estaba llendo directamente al vacío…

Porqué me estaba permitiendo hacer lo que me prohibí antes…

No se suponía que realmente me enamorase.



Gatito - Nayeon y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora