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Ahí estaba ella, con la sonrisa más grande que había tenido jamás. Se vio nuevamente en el espejo, contemplándose atentamente. Dio un pequeño pellizco a su brazo, para averiguar de una vez por todas si aquello era parte de un sueño efímero. Lo hizo y, afortunadamente, nada cambió.

Se echó el velo a la cara, ansiando el momento en el que su prometido lo levantara. Tomó el ramo y no tardo en salir para presentarse ante todos. Su padre la cogió de la mano y la encaminó hacia el altar, los invitados se pusieron de pie.

Lo vio a él, luciendo elegante. Sintió una ola de emociones intensas al momento y su corazón se aceleró. Cuando lo tuvo enfrente y éste descubrió su rostro intercambiaron miradas. Nadie más que ellos notó los inefables sentimientos que cargaban sus pupilas y que hicieron de ese corto instante una eternidad.

La ceremonia prosiguió, los votos fueron dichos para luego aceptar, desde lo más hondo de su ser, amarse para toda la vida. Y el ansiado "los declaro marido y mujer" llegó.

Cerraron con un tierno beso que fue acompañado por los aplausos de la multitud. Después se tomaron de las manos, prometiéndose en silencio estar ahí el uno para el otro hasta que la muerte los separara.

My Person | Infinity TrainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora