Te amo.

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Seth caminaba a paso lento por la plaza mientras la luna lo acompañaba, pegado a cualquier pared que pudiera sostener su tambaleante cuerpo. Las pocas personas que habían a su alrededor se alejaban con cautela, creyendo que solo era un borracho más que se había quedado hasta tarde en las calles. No habia la suficiente luz para ver, pero el hizo todo para mantener sus ojos abiertos. Debía estar despierto, debía llegar a casa con Jule.

Luego de la muerte de sus padres, Jule era lo único bueno que quedaba en su vida, pero se habían peleado la noche anterior por una ridícula razón que ni siquiera recordaba. ¿La mala vida de Seth? ¿La razón por la que había llegado muchas veces golpeado a la casa que ambos compartían? ¿Que Jule no comía bien o que no dormía por las noches por la ansiedad de que Seth no llegara a casa? Habían tantas razones, tantas palabras entrecruzadas en la acalorada discusión en las que ambos dejaron su garganta y pulmones. Seth estaba siendo un egoísta, lo sabia, pero no podía pensar en nada coherente o bueno mientras la sangre se calentaba cada vez más y más hasta hacer arder su piel.

Debía llegar con Jule rápido, era lo único claro que podía pensar Seth. Disculparme con Jule.

Su mano se mantenía apretando su abdomen doloroso, ¿por qué dolía tanto? Su pecho se apretaba y contraía cada vez que recordaba la cara afligida y llena de lágrimas de Jule, gritando y pidiendo con desesperación que se quede cuando Seth se fue furiosamente de casa.

No, tengo que llegar. Jule debe estar esperándome. No puedo ser una carga nunca más para Jule. Jule es lo único que tengo, pero yo no soy lo único que Jule tiene. Jule debe estar ahogándose en preocupación por mi culpa. ¿Comió? ¿Pudo dormir cuando me fui? De seguro no. Las palabras en la cabeza de Seth se intercambiaban de manera violenta y lo mareaban más de lo que estaba. Sus pensamientos pasaban tan rápido que no podía diferenciar uno de otros. Todos concluían en lo mismo: Jule, Jule, Jule...

Estaba cerca de donde Jule lo esperaba, estaba seguro de ello. Se había caído un par de veces de camino a casa, pero qué más daba unos raspones, pensaba estúpidamente mientras la pesadez se extendía por todo su cuerpo. Si llegaba con Jule, todo estaría bien, incluso si el dolor de sus costados no paraba o su corazón explotaba en el momento en que viera su rostro.

Llegó a casa, pero no pudo tocar la puerta. Sus manos no tenían la fuerza suficiente, así que, mareado, chocó contra ella casi dejándose caer. De alguna manera minutos después, luchando con el equilibrio sobre su propio cuerpo, logró abrirla bruscamente. La borrosa figura de Jule se encontraba cerca de la puerta con un sartén en la mano. 

—Jule... —Seth trató de hablar. Su garganta se sentía rasposa y adolorida, pero eso pareció ser suficiente para hacer que Jule se relajara. El mismo, cuando se dio cuenta de que solo era Seth, dejó caer el artefacto haciendo un gran escándalo en la silenciosa habitación.

—¿Acaso eres idiota? Me has asustado. —Aún cuando su vista borrosa no podía servir para analizar la situación, especialmente con la habitación oscura, Seth se vio preocupándose con la respiración agitada de Jule.

—Jule... —Seth saboreó su nombre en su boca, como si nunca lo hubiese dicho antes. Su voz entrecortada y baja, casi como un susurro. —Lo siento.

—No importa, nosotros... —Jule respiró profundo para no derramar el torrente de palabras que se quedó atascado en su garganta, queriendo salir en forma de ansiosa preocupación. Seth caminó pesadamente por su lado y se dejó caer en el sofá que había en la sala con un gran estrépito. Jule se preguntó si había estado bebiendo. El débil olor a alcohol era suficiente para sospechar, pero no parecía eso. ¿La pelea fue demasiado? A Seth, a pesar de su personalidad, no le gustaba beber. Su padre era un alcohólico, así que era entendible que quisiera mantenerse alejado de todo lo que se relacionaba con alcohol y personas que lo ingerían. ¿Por qué bebió entonces? Una vez más, en la cabeza de Jule solo se encontraban preguntas que revoloteaban ansiosamente tratando de salir de su boca. ¿Por qué? ¿Es mi culpa? ¿Por qué?

—Jule, yo lo siento... no debí... —Las palabras de Seth se entrecortaban y mezclaban una con otra, tanto así que se volvió difícil seguir el ritmo. Jule se preguntó si estaba llorando, si era demasiado importante para el, si fue muy lejos, si fue serio, ya que pequeños sollozos y gemidos que le afligían escapaban de su garganta.

—Seth, ¿estás bien? —Jule se sentó a su lado, sin tocarlo. Cada vez que Seth se sentía mal le gustaba la distancia. ¿El estaba así de mal? ¿Debía mantener su distancia? Notó forzosamente la débil sonrisa que Seth le dedicó, tan débil como las palabras que pronunció en un murmullo.

—He vuelto a casa. —La voz de Seth ahora sonaba suave y aliviada. Jule sonrió, con alivio también.

—Estás en casa. —Repitió.

—Jule...

—¿Sí?

—Quiero... decirte... algo...

—Puede esperar hasta mañana. —Jule se paró del sofá y siguió hablando mientras se dirigía a la cocina. —Hoy solo descansa. Podremos hablar mañana y...

—Jule. —La voz de Seth sonaba cada vez más baja, pero no por eso dejaba de ser firme para parar el monólogo que Jule había creado. Jule se quedó en silencio, esperando para que Seth hablara. No importaba si seguía susurrando, el silencio era tanto que Jule juraba que podía escuchar sus respiraciones o, peor, el sonido del latido de su propio corazón.

—Seth...

—Te amo, Jule. —¿Qué acaba de decir? Jule se preguntaba. De la nada estaba conteniendo su respiración y su mente se quedó en blanco. —Lo siento por todo. —La respiración de Seth se volvió más pesada. Jule se quedó un rato en silencio, ¿se había dormido? ¿No diría más nada? ¿No dejaría que Jule le contestara? ¿Eso fue una confesión?  No parecía una confesión, entonces porque...

—Hablaremos cuando despiertes mañana. —Dijo Jule cuando se dio cuenta de que Seth sí estaba dormido.

Luego, con lentitud, poco a poco se acuclillo frente a el y cubrió su cara con sus manos, hasta llevarlas a su pelo, en un intento inútil de tranquilizarse. El sonrojo se había extendido por su cuello, cara y orejas. ¿Seth le había dicho "te amo"? No, no era un error. No podía ser un error. Trato de adaptar su vista a la oscuridad, no teniendo tanta suerte en ello. No quería prender las luces y despertar a Seth. Necesitaba descansar un poco si iban a tener una conversación decente mañana. Seth odiaba hablar cuando tenia sueño. 

Llevaba años conociendo a Seth, y el amor espontáneamente llegó en algún momento. Nunca quiso arruinar su amistad con algo como el amor, especialmente si Seth no sentía lo mismo, pero ahí estaba él, en el sofá recostado y diciendo te amo de la nada... Jule no podía creerlo.

Entre la penumbra de la noche, Jule no movió el cuerpo de Seth y solo le puso una sábana gruesa encima para que no pasara frío. Se quedó ahí un rato, dándole vueltas a las ultimas palabras que Seth había dicho.

—Sí, hablaremos mañana. También te amo, Seth. —Susurró, más para sí, sentándose al lado del sofá para así hacerle compañía a Seth. No quería ir a su habitación si de todas formas no podría dormir.

Lo que Jule no sabía era que no iban a hablar sobre ello. Unas horas antes, Seth había sido apuñalado en una pelea en la que él se había metido en un arranque de ira, siendo tonto y descuidado; Herido, se había arrastrado de vuelta a casa en vez de ir a un hospital. Jule se daría cuenta de que claramente algo estaba mal cuando su ansiedad y mal presentimiento no dejara que se relajara por completo, cuando tratara de mover el cuerpo de Seth porque no podía dormir y sus preguntas le taladraban la cabeza y Seth no respondiera. Lloraría, llamaría a emergencias mientras veía todo la sangre que había. Se preguntaría ansiosamente que tan profunda era la herida, cuánta sangre había perdido, por qué no lo había notado, por qué Seth no había dicho nada. Se culpara por no descubrirlo antes, por no prender las luces, por no tocarlo más, por no estar más alerta a la situación. Gritaría sin saber qué hacer.

No podrían hablar de ése te amo a la mañana siguiente. 

El final del comienzo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora