Salbeasters

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Embelecé a muchos y muchas con mi belleza natural, si bien no soy muy linda tengo una personalidad que los atrae como un imán al metal.
Soy Hope , mi edad y nombre por el momento será un secreto.
Soy de un pueblo medianamente pequeño, 1,100 habitantes, de los cuales conozco a muchos debido a que mi trabajo se ubica en el centro de la ciudad y lo concurren diariamente muchos caballeros y damiselas en busca de satisfacer sus más oscuros deseos.

Muchos piensan que, al ser una dama pequeña, con una voz calma y suave soy una persona fácil de dominar aunque no es así, me encanta ver cómo se someten ante mi y mis ojos, me encanta ver cómo suplican placer ante mi, amo como siempre piden más y necesitan de mi.
Mi jefa me tiene como el show especial de viernes y domingos, todos y todas lo disfrutan, muchos piden privados y shows especiales para ellos o sus amigos y lo he hecho muchas veces, es lo mejor ver cómo se excitan por mis movimientos descarados y elegantes.
Trabajo en el área del BDSM¹ y todos los que van a esa zona saben a lo que van, ser sometidos y excitados por una persona misteriosa, de la cual no conocen más que su cuerpo y voz.

Trabajo en "Silbeasters", un bar que a primera vista parece cualquier bar con streaptease incluído, solo que hay una zona de este, que sólo puedes entrar si preguntas a un empleado o a una de los bailarinas o bailarines que trabajan aquí. Para entrar en este sitio tienen que firmar una hoja de no responsabilidad del establecimiento en caso que te pase algo, ya que es un sitio con múltiples maneras de dominación y bondage que pueden ser mucho para algunas personas.
Mi trabajo es entretener a los clientes que entran al local y una vez que termina mi turno en el área común, voy hacía la parte trasera y empieza mi diversión.

Tomo el papel de "Hope" una dominante suave y amable que los hace sudar y sufrir de excitación.

Recuerdo bien una de las primeras veces de uno de mis clientes en este sitio, por políticas de la compañía yo no sé sus nombres, solo se el apodo que desean tomar en este juego hermoso, el se hace llamar "V.V.".Un hombre alto, con cabellos plateados y musculoso, con ojos grisáceos y una tez clara, entró inseguro al local y preguntó directamente por "Dark pleasures", (este es el área especial del establecimiento dedicada hacía el BDSM y sexo.), yo lo llevé directamente hacia la puerta roja con negro y pocos detalles dorados, hizo todo el papeleo en recepción y pasamos directamente a la sala común, la cual está llena de artefactos con fines sexuales para el placer tanto del cliente como del trabajador, en esta sala hay muchos disfrutando de la experiencia sexual a la vista de otras personas, pregunté si quería estar ahí o en una habitación y rápido contesto que en una habitación, parecía inseguro de sus acciones, así que sin más preguntas lo llevé a una de las habitaciones disponibles en el momento.

El, me dijo si yo sería quien lo acompañaría en la experiencia, en ese momento él parecía un pequeño perrito asustado y necesitado de amor, así que le dije que como a él le gustará.

Entramos a la habitación, una de las grandes y con más lugares para realizar los juegos a los que está destinada. Había una cama con un columpio encima de ella, un armario lleno de cuerdas e instrumentos, entre ellos látigos, dildos, plugs, anillos vibradores, vibradores con muchas formas, tamaños y colores entre otros.

V.- Es mi primera vez en un sitio como este, no tengo idea de lo que hago y no se si es bueno que me haya gustado tanto lo que ví ahí afuera-. Dijo mientras se acomodaba imponentemente en uno de los sillones del sitio

H.- Es normal, el deseo carnal va más allá de lo establecido por la sociedad, es un impulso que viene de nuestro lado más animal y deseoso por nuevas experiencias. Podrías probarlo algún día si así lo deseas.- Me quedé sentada cerca de su sitio pero no lo suficiente para no incomodarlo.- Entonces, V., estás dispuesto a comenzar o quieres esperar ?.

V.- Comencemos.- Acto seguido, empezó a quitar la camisa rojo vino de botones, pero lo detuve.

H.- Cuál es tu rol, muchacho.- Puse una de mis manos en su pecho.