24 - Por fin -

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Había pasado ya un mes desde que Pablo y yo habíamos decidido hacer lo mejor para que las cosas funcionaran, y la verdad es que todo iba mejor de lo que me había imaginado.

Julio es probablemente el peor mes de todos, es frío y llueve casi todo el tiempo.

Pablo y yo aún no hacíamos nada oficial, pero ya no me molestaba tanto, pues el hacía las cosas mucho mejor. Sé que después de cinco meses de conocer mejor a Pablo debería estar ya tranquila, pero no era así, aún sigo sintiendo mariposas y una presión en le pecho cuando estoy cerca de él.  Llegué a casa de la escuela, casi corriendo para poder escapar de frío clima. Cerré la puerta rápidamente detrás de mi sólo para encontrar a mis padres gritándose el uno al otro.

La verdad es que ya no me sorprendía, habían estado así desde hace unas cuantas semanas atrás. Habían estado juntos por un poco más de veinte años, cualquier cosa por la que discutan, seguro lo resolverán.  Me paré al visualizar como mis padres bajaban por las escaleras. Mi madre sostenía una maleta, la cual arrojó escaleras abajo. ¿Por qué demonios seguía ahí? 

-Vete de aquí. -le gritó mi mamá a mi papá mientras señalaba la maleta, que ahora se encontraba en el piso. ¡Mierda! ¿Qué sucede aquí?

-Y no te quiero ver cerca de los niños. No te quiero cerca de esta maldita casa. Nunca. 

Me sentí mareada. Tenía unas inmensas ganas de correr lo más rápido posible y alejarme de esto. Pero no podía, sentía una gran ansiedad y mis rodillas estaban débiles. 

-Vamos a hablar. -la voz de mi padre fue ronca mientras intentaba jalar a mi mamá de su brazo, pero ella lo impidió.  Esto no puede estar pasando.

-¿Qué está sucediendo? -por fin tuve las agallas para preguntar, aunque la respuesta fuera bastante obvia. Mis manos sudaba mientras los miraba. Sentí como si me paralizara cuando mi madre rompió en llanto. 

-Pregúntale a tu padre. -espetó mi mamá.  Respiré profundamente mientras miraba a papá, su rostro emanaba culpabilidad.

-Mar, escucha. Tú sabes que jamás haría algo para lastimarte... o a tu mamá. 

-Pura mierda. -dijo mi madre, era evidente su cara de disgusto mientras miraba en dirección a mi padre. Fue ahí cuando me dí cuenta de lo serio que esto era. Y tenía unas inmensas ganas de volver a unos meses atrás, dónde todo iba bien. 

-¿Alguien puede explicarme que está sucediendo? -mi voz era temblorosa.  Ninguno me respondió. Todo lo que escuchaba era el llanto de mi madre y mi respiración pesada. Mi mente daba vueltas entre las miles de horribles respuestas que ellos podían darme. Pero no decían nada. Eso sólo me hacía querer gritar. ¿Por qué me pasa esto a mi? 

-Tu padre me engañó. -dijo mi madre de mala gana mientras jugaba con sus dedos.  ¡¿QUÉ?! Mi boca se abría cada vez más a medida que las palabras salían de su boca. No, él no pudo hacer hecho eso. ¿O si? No tenía ni idea de como reaccionar ante eso. Tenía unas inmensas ganas de vomitar y llorar al imaginarme a mi papá con otra mujer. Mi mente reproducía todos los felices momento que tuvimos juntos, pero comenzaron a hacerse borrosos.  Mi labio inferior temblaba.

-Papá, por favor. Dime que eso no es verdad. -dije, prácticamente rogándole.  Pero él no dijo nada, se quedó en silencio. Y bien dicen que el que calla otorga. ¿Que se supone que debo hacer en un caso como este? Una parte de mi quería gritarle y golpearlo por haber hecho algo tan repugnante. Pero la otra quería perdonarlo y olvidar todo. 

-Mar, esto no cambia nada. -dijo mi padre, calladamente. MENTIROSO. Su voz, la que me calmaba y me leía siempre cuando era chica ahora me provocaba ganas de gritar debido a sus mentiras.  Lo miré, él también estaba a punto de llorar, a pesar de que él provocó todo. Él era el mentiroso. ¿Cómo esperaba simpatía de mi parte?

Sex Education { pablizza }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora