PRÓLOGO

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No podía seguir así.

No quería seguir así.

Pero, ¿en qué momento el dolor pararía?

Sentía que me ahogaba a cada respiro que daba, porque sabía por quien lo estaba dando. Sabía a quien pertenecía. Y me odiaba por ello. Me odiaba por no haber captado nada. Me odiaba por el simple hecho de tener un maldito órgano que latía en la parte izquierda de mi anatomía. Por que por mucho que lo tuviera yo, siempre iba a pertenecer a él.

Me fijé en la caja que había a un lado de mi cama. No la había querido abrir, pero ahora cualquier distracción era bienvenida.

Era larga, pero ligera.

La destapé y dentro solo había un ramo de flores aunque ya sabía de quien era.

Mi corazón se aceleró y me odié por eso. Mis manos empezaron a temblar haciendo que sacar las flores fuera cada vez más complicado.

Eran unas rojas rojas. Simples y sencillas. Pero hicieron aguar mis ojos de igual manera.

Un suspiro tembloroso acompañado de un sollozo escapó de mis labios y una lagrima traicionera cayó en una hoja que no había notado hasta ahora.

Estaba enganchada con el ramo y solo me falto un vistazo para reconocer la letra.

"Te amaré hasta que la última de estas rosas muera,
pero tú no tienes que hacerlo, amor"

Debajo se hallaba su nombre y una canción que reproduje enseguida.

Esa noche me consumí en lagrimas mientras me aferraba a la nota como si fuera él mismo.

Y lo hice así durante varias noches mientras la canción se repetía en bucle.

Las flores empezaron a marchitarse, pero me negaba a tirarlas.

Solo una de ellas estaba igual que al principio.

Y me di cuenta que era de plástico.

ESCRITO: 13 DE FEBRERO, 2021
PUBLICADO: 18 DE MARZO, 2021

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2021 ⏰

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