1

4.7K 550 302
                                    

No...no voy a hacer ninguna aclaración porque esto va más allá de lo que suelo publicar en esta cuenta. No me arrepiento de nada.

Para vos, Mel...hermosa mía. Te lo dedico con todo el amor del mundo porque sé que sos una enferma igual que yo ;) Te amo.

JJK y sus personajes no me pertenecen, son obra de Gege Akutami. Sólo escribo por diversión, cada vez cayendo más profundo en el pozo.

---------------------------------------------------------

------------------------------------------

— Entonces...¿dejamos los deberes de matemáticas para mañana?¿Itadori?¡Itadori!

— ¡Qué...! Ah, ¡y claro, yo no voy a ponerme a realizar ningún ejercicio a estas horas! Más que ya de por si me cuesta, ¿tú quieres que use las pocas neuronas cansadas que tengo ahora?

— ¿Con quién te estás escribiendo?

— Con nadie.

— Has respondido demasiado rápido, Itadori. No te sale mentir.

— Y a ti tampoco ser un chismoso.

Fushiguro Megumi torció el gesto y entrecerró los ojos; luego, Itadori logró distinguir un leve rastro de sonrojo en sus mejillas, sutil pero presente. Chasqueó la lengua y metió ambas manos en los bolsillos de su pantaloncillo corto, ofuscado y avergonzado.

Si había algo que a Megumi no le gustaba, era que le descubrieran las intenciones por muy tontas e inocentes que fueran. Ambos eran amigos desde muy pequeños y en realidad, Itadori creía que se conocían desde primer grado de la primaria, aunque sus recuerdos estaban un poco confusos y algo alterados por el pasar del tiempo. Sí recordaba que le había costado horrores socializar con aquel niño taciturno de cabello oscuro y mirada un tanto triste, primero porque no hablaba y luego porque cuando lo hacía, ladraba a aquellos que se atrevían a acercarse aún con buenas intenciones.

¿Quién hubiese pensado que años después Itadori y Fushiguro iban a ser tan amigos? Ni él mismo se lo hubiese creído si se lo hubiesen contado en aquella época; lo cierto es que había tardado varios años en entender cómo funcionaba la mente de Fushiguro y cómo lo hacía su dinámica familiar...y fue ahí que comprendió un poco por qué el muchacho era como era, por qué siempre parecía estar a la defensiva y por qué no le agradaba llevar a Itadori a su casa aún cuando fuesen un par de horas para hacer algunos deberes para el día siguiente.

En principio, su madre se había literalmente fugado con un sujeto que Fushiguro no recordaba o no quería recordar; luego, su hermana mayor — quien le había explicado en alguna ocasión que ni siquiera compartían lazos sanguíneos — estudiaba en la universidad bastante lejos de donde vivía Fushiguro por lo que la veía sólo cuando ambos tenían vacaciones o cuando coincidían en algún cumpleaños o fecha festiva.

Y luego, estaba el padre de Fushiguro, el señor Toji.

El día que Itadori había visitado por primera vez la casa de Fushiguro su padre no había estado presente; ni esa vez, ni la siguiente, ni la siguiente. Fushiguro le había comentado a grandes rasgos que su padre a veces hacía horarios rotativos en su trabajo y que era la razón por la que no lo encontraba ni de noche ni de día. Eso, y porque solía esquivar sus responsabilidades como padre todo lo que pudiese.

Fushiguro y aquel sujeto no se llevaban bien, estaba claro por la manera en la que Fushiguro solía hablarle de él. Por supuesto, tampoco había soltado demasiada información respecto a su padre biológico - que sí, su amigo había tenido que aclararle que la única razón por la que no se marchaba de esa casa había sido simplemente porque, de hecho, ese señor era mal que mal la única persona que se hacía cargo económicamente de su hermana no biológica y de él - pero Itadori solía ser demasiado empático como para no sentirse identificado y algo proyectado en la situación de Fushiguro.

El papá de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora