"Segundo Premio en el XIX Concurso de Cuentos Club Centenario – Categoría Menores de 25 años".
La gente empezó a aglomerarse para ver al muchacho que había sido atropellado por un camión al cruzar la calle corriendo y sin mirar.
Era un día nublado y soplaba un fuerte viento. Lucas ingresó a la casa abandonada sin importarle lo que pensaría la gente a su alrededor. Una mochila colgaba de su hombro izquierdo. Atravesó el patio invadido por la maleza y llegó a la puerta.
Indiferente al mundo, el tablero se fue preparando solo. Las piezas, sin ayuda de nadie, se ubicaron en sus respectivos lugares. Fue entonces cuando el ángel y el demonio aparecieron en la habitación. El demonio fue el primero en hablar.
—Entonces, nuestra última partida al fin ha llegado.
—Así es, los dos hemos ganado la misma cantidad de veces, pero ahora veremos quién es el mejor -respondió el ángel.
El demonio sacó de la manga de su túnica un reloj reglamentario y, dándole cuerda, afirmó:
—Quince minutos.
—¿Por qué tan poco?, ¿tenés miedo? —preguntó el ángel con sorna.
—Soy prudente. Sabés que no confío en Muerte, ese niño nos va descubrir algún día.
—Tranquilo, Ángel de la muerte es demasiado vago para eso, nunca nos descubrirá.
—Aun así, los dos conocemos su mal genio. Es un insoportable pero por desgracia es nuestro superior, no quiero ni imaginar el lío en el que nos meteremos si nos descubre. Por eso esta es la última partida, no quiero seguir arriesgando mi pellejo, hoy termina todo. Bien, empecemos. Yo juego con negras, como siempre.
Lo dos se ubicaron en la retaguardia de sus respectivos ejércitos. Lucas ingresó a la habitación. El ángel y el demonio se miraron fijamente y se dieron un apretón de manos. El ángel hizo el primer movimiento. Fue hasta la mente de Lucas, y una vez allí, la partida inició.
"Lucas, ¿qué hacés acá? Deberías estar en tu casa... ¡Dejáme en paz!, ¡no estoy de humor! Esto termina ahora, estoy cansado, ¡estoy harto! Pero Lucas, tenés toda una vida por delante; no cometas esta insensatez, no vale la pena. ¡Voy a suicidarme y punto! No logro obtener lo que quiero y todos son unos idiotas; lo mejor será que me vaya de una vez por todas. Pensálo, ¿vas a renunciar a la vida sólo porque Noelia terminó contigo? Admito que era una chica encantadora pero tenés que entender que todo fue tu culpa, nunca debiste engañarla. ¡No fue para tanto! ¿Ah, no? Lucas, la engañaste con cinco chicas diferentes, ¿te parece poco? ¡Noelia es una maldita puta! No hables así, la vida puede ser hermosa pero eso depende de tu actitud".
Lucas quedó pensativo, reconociendo que su conciencia tenía razón. El ángel volvió al tablero, con la mano derecha ejecutó su primera jugada; movió e4 y a continuación presionó el botón del reloj.
—¡Qué aburrido! —se quejó el demonio. —Parece que una vez más depende de mí ponerle emoción al juego.
El demonio voló a la mente de Lucas.
"¿Qué?, ¿eso es todo?, ¿viniste hasta acá para huir de tu destino como un cobarde? ¡Dejáme, cambié de opinión! No lo voy a hacer. ¿Ya olvidaste todas las cosas malas que te pasaron? Analizá la situación otra vez; sos un desastre en el colegio, tus compañeros no te quieren, sólo sos una carga para tus padres, hasta tu novia dijo que eras un imbécil. Noelia ya no me importa... Sí, de mentiras yo sé mucho, ¿acaso no te duele que te haya dejado por ese rubio de ojos azules que, por cierto, es mejor que vos? Bueno... sí, un poco, pero no voy a remediarlo suicidándome. ¿Estás seguro? No estás seguro de nada; yo te garantizo que a lo largo de tu vida eventos similares se volverán a repetir, y te pregunto, ¿vale la pena?, ¿por qué no acabar con todo eso de una vez ahora que tenés la oportunidad? Es mi culpa, nunca debí engañarla... ¿Te arrepentís? Yo creo que no... aún sentís el sabor de esos labios lujuriosos, aún sentís el placer de sentirte hombre... y si de verdad sos hombre lo vas a hacer, si sos un marica vas a llorar el resto de tu vida".
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LA PARTIDA FINAL
Short StoryLucas decide acabar con su vida. Su destino se simboliza en un juego de ajedrez protagonizado por dos seres misteriosos.