Parte 1

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"What are you willing to do?
Oh tell me, what you're willing to do?"


Corregir exámenes no era lo más divertido que alguien elegiría hacer un sábado por la noche, pero para Viktor Volkov, profesor universitario, era algo rutinario.

El ruso estaba frustrado porque los resultados eran bastante negativos y no sabía si era porque sus habilidades educacionales eran una mierda, o, porque sus alumnos no tenían interés en aprender su lengua materna.

Para sumar a su deprimente cuadro, hacía casi una hora que su vecino había decidido poner música a todo volumen, impidiéndole mantener la concentración. Viktor no sabía mucho de él, lo había cruzado un par de veces en el lobby o en el ascensor del edificio, pero nunca se había atrevido a hacer más que mirarlo.

Sin embargo, debía admitir que le había llamado bastante la atención. El joven tenía un estilo cuanto menos singular con su cresta que cambiaba de color cada vez que lo veía, su ropa de cuero y su maquillaje dramático. Más de una vez se había quedado mirándolo por más tiempo del que preferiría, pero estaba seguro de que había logrado disimularlo a la perfección.

El profesor evaluó sus opciones, podía quedarse lamentándose porque su vida era deprimente, o enfrentar a su vecino y ver si conseguía recuperar el silencio que necesitaba para terminar su trabajo. Lo pensó unos segundos y terminó decantándose por la segunda opción, no tenía nada que perder intentándolo.

Viktor se cambió a una ropa decente, no quería dar una primera mala impresión. Eligió uno de sus sweaters negros con cuello de tortuga y un pantalón de vestir gris. Se arregló el cabello y sin más se dirigió al departamento junto al suyo.

Golpeó la puerta de su vecino y no obtuvo respuesta. Estando en el pasillo de su piso la música se oía aún más fuerte que desde su apartamento, lo que le hizo pensar cómo podía ser que nadie más se hubiese ido a quejar. Golpeó la puerta nuevamente, con algo más de fuerza y esta vez obtuvo respuesta.

La puerta se abrió y tras ella se asomó su vecino. Lo primero que Viktor notó era que el color de su cresta había vuelto a cambiar, recordaba haberlo visto hace unos días con el pelo rojo, pero ahora lucía un intenso fucsia que iba a juego con su maquillaje. Lo segundo que captó su atención fue su atuendo, tenía puesta una camiseta oscura, completamente transparente, que dejaba ver un enorme tatuaje en su pecho y una chaqueta de cuero negro que complementaba a la perfección su outfit.

-¿Si?- La voz del joven lo sacó de su ensoñación. El de cresta lo veía con el ceño fruncido sin comprender sus intenciones.

Viktor se sintió avergonzado, no sabía por cuanto tiempo se había quedado tildado, viéndolo cual psicópata, sin decir nada. Con los nervios a flor de piel, se aclaró la garganta y le habló.

-¿Qué tal?, Soy Viktor, su vecino- Señaló su puerta a la izquierda del pasillo, los nervios se apoderaron de él y sin pensarlo, le tendió la mano.

El más bajo lo miró extrañado y al instante el ruso se sintió como un idiota, darle la mano era algo demasiado formal en ese contexto. El chico contuvo la risa y le estrechó la mano, devolviéndole algo de dignidad.

-Hola Viktor, soy Horacio, ¿En qué puedo ayudarte?- Por primera vez sus miradas se encontraron y el ruso descubrió una peculiaridad en los ojos del más joven, el izquierdo era café, mientras que el derecho era celeste.

-Verá Horacio, yo estaba trabajando y venía a pedirle si podría bajar el volumen de la música. Se me está haciendo imposible continuar corrigiendo, el ruido me impide concentrarme- Trató de ser lo más educado posible.

-No hace falta que me trates de 'usted', no tengo cincuenta años- Horacio sonrió y se apoyó en el marco de la puerta. En silencio, lo recorrió con la mirada de arriba abajo, examinándolo. -¿Corrigiendo?, ¿Qué eres?, ¿Profesor?- El ruso se sintió algo intimidado bajo la mirada del menor, el joven emanaba demasiada seguridad.

-S-si- Su voz se oyó dudosa.

-Perfecto, profesor, entonces, ¿Sabes qué día es hoy?

-Sábado- Respondió sin pensarlo, no entendía muy bien a qué venía la pregunta.

-Y tú estás...- El joven levantó las cejas e hizo un ademán invitándolo a completar la oración.

-Trabajando- El ruso lo miró sin entender a qué quería llegar, estaba empezando a impacientarse.

-Exacto. Ese no me parece el mejor plan para un sábado a la noche, ¿No crees?- El chico ladeó la cabeza fingiendo inocencia y le sonrió burlón.

Kiss It Better - Volkacio (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora