Hannes es casi un niño cuando se trata de armar planes de escape. En un viejo papel dibujo Diamond, ni siquiera yo me lo había aprendido de memoria con tantos pasillos y pasadizos. Coloreo las partes sin cámaras y las vías de escape... eran solo tres. Una habitación, uno de los subterráneos y la puerta que llevaba al primer piso.
Diamond Londres funcionaba subterráneamente. Hannes dijo haber visto algo, una especie de casona inglesa de dos pisos, donde parecía ser una empresa ya que tenia logo y todo. Luego venia Diamond en el primer subterráneo, donde era el sector de las castas. Ahí era un círculo rodeado de vidrios oscuros, detrás de ellos hombres sentados en lujosas habitaciones para mirar lo que pondrían en el círculo. En el círculo -según Hannes- se podía ver diferentes cosas. Había días en que exhibían chicas vírgenes, raptadas y drogadas para que las compraran por altas sumas de dinero. Otros días hacían eventos de des-virginación, donde pagaban por ver como des-virginaban a una chica sobre una mesa de grueso vidrio por uno de los hombres de Paxon. Las chicas comentaban que siempre es el mismo hombre, un sujeto asqueroso con una mal formación en el pene, por lo que hace sangran más de lo normal a las chicas vírgenes. Al día siguiente de llegar recuerdo haber visto a una de esas chicas, tenía las piernas ensangrentadas, pensé que la habían golpeado, pero una de las más antiguas me comento la historia. Ahora que lo recuerdo me da nauseas y pavor. Definitivamente aquí eran mucho más crueles.
Estoy sentada en la cama de una de los dormitorios lujosos donde nos arriendan. Espero nerviosa para el primer cliente, estoy aterrada pero intento volver a repasar el mapa de Hannes. Entonces... Primer subterráneo, salón vip con el círculo interior (donde suceden cosas horrendas). Segundo subterráneo "el bar" ahí es donde comen y beben los clientes, también está el escenario y los ascensores que llevan a las diferentes dormitorios para clientes. El mío ahora es el seis y no puedo evitar rascarme detrás de las rodillas por el nervio. El tercer subterráneo están los dormitorios para los clientes y en cada habitación hay pasadizos que llevan al cuarto subterráneo, donde estamos nosotras, donde dormimos y comemos. El quinto subterráneo es donde no hay cámaras, al parecer es una especie de bodega. Todos estos pisos están conectados por dos grandes ascensores de cargas. Son las únicas salidas.
Aun espero a que el cliente llegue, pero no sucede nada. Antes de entrar Hannes dijo que no había visto pista alguna de Patrick o Laurie. Me desespera pensar en tantas cosas, sentir tantas y no controlarlo. Me levanto para ir al baño, pero la puerta se abre y veo a Kyle. Este entra en la habitación, me toma la cara entre sus manos y aprieta mis mejillas.
- Lo harás bien hoy o te arrepentirás -me aparta el cabello de la peluca de la cara- Esté pago mucho dinero, no lo decepciones... queremos conservarlo. -me da una de sus sonrisas maliciosas- Mueve bien ese trasero -me da un beso al que no respondo- y usa tu boquita dulce. -me da otro corto beso y sale sonriendo de la habitación, siento asco del verdadero.
Me mentalizo para soportar esto, Laurie dice que vendrán por nosotros, solo debo aguantar un poco más y listo. No habrá más. Me volteo, mirando a la cama, respirando con los ojos cerrados y escucho la puerta abrirse, me tenso de inmediato pero tengo que lucirme. Llevo las manos a mi largo cabello apartándolo para que mi cliente pueda ver mi espalda desnuda y mi pequeña tanga que no cubre nada. Siento asco, tanto asco.
Me volteo para mirarlo, siempre tenemos que mirarlos a los ojos y sonreír. Al terminar de dar la vuelta levanto la cabeza y ahí quedo.
Silencio.
Es su mirada, son los mismos ojos, son sus labios y la dulce forma de sonreír. Detrás de esa nariz falsa, el cabello oscuro y barba, no hay duda en que es el. Lo he mirado cientos de veces como para no confundirme. Eloy... Eloy, Eloy, Eloy. Doy un paso, casi una zancada para lanzarme sobre el por qué no pienso en nada más que hacer eso. Pero el me lo niega con la cabeza y dirige su mirada a la cámara en una esquina de la habitación. Camina hasta la cámara y se posicionaba bajo ella, desde ese ángulo no debe verse. Yo intento actuar lo más normal, pero es imposible. Mis ojos están vidriosos y quiero gritar. Mi cuerpo tiembla intentando guardar todas esas emociones en un pequeño cuerpo que no aguanta más y quiere estallar.
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I Can't Stop
RandomTuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad —Anne Frank Al comienzo, cuando todo terminó cada vez que leía está frase las lágrimas llegaban a mi, preguntándome ¿Por que yo? pero luego pensé ¿Por que no yo? Una chica de trece años, judí...