𝐅𝐋𝐘 𝐄𝐍𝐓𝐄𝐑𝐓𝐀𝐈𝐌𝐄𝐍𝐓 ༉‧₊˚⁺

𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐘

◌ ⁺ ˖˚↳ Érase una vez una pequeña y risueña niña, su alegre sonrisa invadía cada lugar al cual iba haciendo que inevitablemente las personas sonrieran con tan solo darle una mirada furtiva, yacía en su hogar junto a sus padres y su pequeña hermana menor, una familia realmente envidiable por la tan buena relación y reputación que se tenía de ella.
Pero la vida no siempre es color de rosa.
Un fuerte terremoto azotó Tokio arrasando con todo a su pasó incluyendo a su tan amada familia, milagrosamente Nara fue hallada a los 2 días de aquel desastroso incidente , su frágil y deteriorado cuerpo yacía entre los restos de su antes hogar, estuvo en coma durante dos meses seguidos para después despertar y enterarse que todos se habían ido, fue trasladada de inmediato a un orfanato con sobrepoblación de niños, al parecer no era la unica que había perdido a su familia, pero aquello no alivianaba el gran dolor que era perder a todo lo que tenía, tan solo tenía 10 años y debía soportar lo que era estar entre un montón de desconocidos, su sonrisa ya no estaba más allí, había desaparecido en el instante que perdió lo que mas quería, mientras los demás niños se preocupaban por hacer amigos y tener una buena reputación para ser adoptados lo antes posible ella se mantenía en una esquina observando, recordando.

Un día en donde el sol estaba en su máximo furor y los niños de aquel orfanato corrían por todas partes y jugaban, nara estaba concentrada en las escasas gotas que se deslizaban por las hojas de los árboles, una pequeña mariposa color azul se asento en un pétalo de una flor cerca a ella, sonrió, era tan linda, sus alas brillantes gracias a la luz del sol que se reflejeban en ella la hacía ver hermosa, pero de nuevo todo se derrumbó, un gran balón cayó encima de ella aplastandola, sorprendida y al vez enojada caminó hacía el lugar del balón.

— L-lo siento — Confesó un pequeño y regordete niño, sus mejillas levemente sonrojadas y su piel sudorosa gracias al radiante sol estaban frente a ella.

— Ten más cuidado — Replicó con un tono de enojo mientras cojía la pelota y la tiraba lo más lejos posible del lugar.

Resignado el niño corrió persiguiendo la pelota nuevamente.
Al escuchar un desesperado aleteo en el suelo se agachó para ver bien, la mariposa seguía viva con una ala lastimada, con extrema delicadeza nara la recojio del suelo y se la llevo de aquel lugar.
No sabía a donde ir o a quien acudir no existía algun voluntario que fuera veterinario allí (O al menos eso pensaba), se sentó resignada y con algunas lágrimas resbalando por sus palidas mejillas.

— Me recuerdas tanto a mí, pequeña — Con su dedo proporcionó leves caricias en su ala rota mientras dejaba salir nuevamente aquellas lágrimas traicioneras.
Había sobrevivido a algo que no todos logran superar ¿Pero para qué?. Había sobrevivido pero solo estaba sufriendo, ¿No era mejor morir y ir a donde sea que la lleve eso?.

Un señor coreano, de aproximadamente unos 40 años vagaba por ese lugar, había quedado viudo después de que su esposa muriera por leucemia logrando escucharla.

— ¡Aigoo!, ¿Porque una niña tan linda está sola y llorando? — Se agachó frente a ella regalandole una sonrisa que mostraban dos huequitos en su rostro.

Sobra decir que al principio le dio algo de desconfianza, pero no tenía mas opciones.
Tímidamente balanceo la pequeña y herida mariposa hasta que estuviera a la vista de aquel señor.

— ¿P-puede curarla?  — Dijo aún mirando hacia el suelo, no se atrevía a mirarlo a los ojos.

El señor le sonrió calidamente y asintió sabiendo que ella no lo vería.