Capitulo VIII

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Me limite a escuchar los gritos de ambos mientras le ponía hielo en la mejilla a Jeremy, no entendía el motivo de la discusión pero tampoco le daba mucha importancia. La mejilla de Jeremy tenía los dedos marcados de Tobby, era increíble la fuerza con la que ella golpeaba.

El sonido de una música hizo que todos callaran, el celular de Jeremy vibraba conforme a la música, alguien le llamaba.

Tomo el celular, en la pantalla estaba un número desconocido. Tobby y yo mirábamos a Jeremy mientras él contestaba.

─ ¿Bueno? ─ Hizo un silencio largo, en el que solo se limitó a mirar un punto fijo en la habitación. ─ Está equivocada.

Sin más colgó la llamada, se quedó mirando el celular pensativo, ambas le mirábamos esperando a que dijese algo, pero por unos minutos solo hubo un silencio incómodo.

─ Alguien quiso jugarme una broma. ─ Musito al cabo de unos minutos. ─ Alguien quiso hacerse pasar por mi madre, diciendo que estaba de vuelta en Palmur y que quería ver a su retoño.

─ Son unos idiotas...

El sonido de otra música interrumpió a Tobby, esta vez, era su celular el que sonaba, lo saco de su bolsillo, un número desconocido.

─ ¿Si? ─ En unos segundos su cara cambio a una de fastidio. ─ ¡A TOMAR POR CULO SUS PUTAS BROMAS!, ¡LES VOY A BUSCAR, LES VOY A ENCONTRAR Y LES REJARE LA PUTA GARGANTA!

Colgó la llamada hecha furia, era sorprendente las actitudes de estos dos, uno tan calmado y otro tan furioso.

─ Voy a encontrar a los idiotas que hacen estas bromas. ─ Poso su mano en su cien, dando leves masajes. ─ Se hicieron pasar por mi papá, como quisiera matarlos ahora mismo.

Mientras ellos se encontraban en silencio, sentados en los sillones, mirando un punto fijo; yo fui a la cocina, solo había comido chucherías todo el día, por lo que necesitaba comer algo.

Pele unas papas y las puse a hervir, mientras por otro lado cocina chuletas de cerdo con vegetales. El silencio del lugar era roto por el sonido estruendoso que hacía yo en la cocina.

Me di vuelta para verles, Tobby se recostó en la cama, pretendía descansar, mientras que por otro lado Jeremy se recostó en el sofá, cruzamos miradas, y pude notar nostalgia en él, supongo que el tema de su madre no le va nada bien.

Le brinde de mi platillo a lo que el negó, procedí a comer dándoles la espalda, se sentían tan cómodos en el interior de mi hogar, su comodidad me daba paz.

No me sentía sola.

Lave los trastes, para al final darme una ducha. Al salir del baño estaba dispuesta a pedirles que se vayan, para mi sorpresa Tobby se había ido, mientras que por otro lado Jeremy se encontraba sentado en la esquina de la cama, como si esperase a que saliera del baño.

─ ¿Puedo quedarme a dormir? ─ Seguía triste. ─ No quiero ir a casa, puedo dormir en el sofá.

¿Cómo negarme?

Díganme como hacerlo, ante su mirada triste y suplicatoria. Yo había perdido a mi madre, se cuán difícil es no tenerle.

─ Puedes quedarte.

Me recosté en la cama, estaba cansada, Jeremy se acostó a mi lado, y se acurruco cerca de mí, se veía tan indefenso en ese momento. No había ni una pisca de Libídine, era solo un chico triste por no tener una madre.

҉

Me desperté justo antes de sonar la alarma, la apague inmediatamente, Jeremy seguía dormido, se veía relajado. Me levanté con sigilo, no quería despertarle, aunque él también debía ir a la Universidad.

Me duche sin prisa, tenía tiempo suficiente, por primera vez, me vestí con la misma lentitud, tome mis cosas y me dispuse a salir.

De camino a la universidad pase por una cafetería, necesitaba desayunar, ya que no pensaba almorzar en la universidad, debía hacer las tareas faltantes.

Tobby no apareció en ninguna de las clases, no la vi por la universidad el día de hoy. La entiendo, tocar un tema delicado no es algo bueno, me gustaría que ella encontrase a las personas detrás de esto, pero el hecho de que les mate no es muy agradable. Mi celular empieza a sonar, al ver el nombre de mi hermano en la pantalla entre en pánico, no hablamos desde el funeral de mamá.

─ ¿Eidan? ─ Mi hermano y yo somos de una misma edad, pero de madres distintas.

─ Eider, ¿Dónde estás? ─ Se le notaba furioso. ─ Vine a la casa y encontré todo almacenado en cajas.

─ Me he mudado, no puse la casa en venta porque es de ambos. ─ Eidan se crío conmigo, a pesar de todo mi madre siempre le quiso como hijo propio, ella le puso el nombre. ─ Vine a Palmur, a empezar mi vida.

─ ¿¡QUÉ COÑOS TE PASA!? ─ Era de esperar su reacción, el si le temió a las historias de mamá. ─ Estas loca Eider, ¡Joder!, compraré un boleto ahora mismo.

─ No tienes por qué hacerlo, estoy bien, hice amigos.

─ ¿Amigos? ¿En Palmur?, más razón me das de ir Eider, sabes todo lo que dijo mamá del lugar.

─ Pero tú te fuiste después del funeral de mamá. ─ Tenía ganas de llorar. ─ ¡NO TE IMPORTO IR AL FUNERAL DE PAPÁ!, estaba sola... ¿Qué podría hacer?

─ Espera, ¿Qué dices? ─ Su voz se entrecorto. ─ ¿Cómo que el funeral de papá?

No lo puedo creer, no sé si se trata de una broma o ¿Qué?, pero juro que lo voy a matar en cuanto le vea.

─ ¿Sigues con la quimio?, Estas en ese lugar sola, ¿Quién cuida de tu salud pequeña? ─ Estaba llorando, y yo lloré al saber que Eidan no sabe nada de lo que paso.

─ Hablamos después.

Colgué la llamada enseguida, me recosté de la pared y me deslice hasta quedar de cuclillas, llorar con mi cara metida entre mis piernas era la mejor solución.

Durante todo este tiempo pensé que Eidan se fue porque solo quería a mamá, y no quería cargar con mi padre y conmigo, una moribunda.

El celular no dejaba de sonar, yo solo me limite a ignorarle, cuando el sonido se volvió tediosos, apagué el celular.

Estaba en algún punto de Palmur, llorando por fin, necesitaba llorar, no pude vencer el cáncer para mamá, vencer el cáncer fue la sentencia de muerte de papá, no pude celebrar con nadie mis triunfos. Eidan no fue al funeral, no porque no le importase, sino porque no sabía que había pasado.

¿Por qué desapareció tanto tiempo?

No lo entiendo.

¿Por qué irse de repente?

─ Ya es muy tarde Eider. ─ La voz del encapuchado me hizo volver a la realidad. ─ Te llevo a casa si quieres, te lamentas allá.

Me levante sorbiendo los mocos, la mirada me pesaba, de seguro tengo los ojos hinchados.

No recuerdo donde deje el auto, así que me toco ir junto al encapuchado.

─Estuve pensando en algo. ─ Dice con la mirada fija en el camino. ─ Llámame Bell, así no sabrás quien soy pero también tendrás una marca con la que me reconocerás.

─ Bell. ─ Repito con mi voz rasposa. ─ Un gusto Bell. 

Sweet DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora