Noventa Soles

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Siempre dudé del amor.
más cuando la distancia
entre los amantes es de importancia.

Siempre dudé del amor,
sin embargo, me vestí de confianza;
viajé al universo de la esperanza.

Despertaba con miles de estrellas,
pero no descansaba con ninguna;
gozo mundano lleno de amargura.

Pero un día mientras esperaba la cena,
ahí estaba él, con su penetrante mirada fiera, sonriente como primavera.

Mientras pedía un café,
me dije; ¡hablale, ten fe!
tarea hecha, cupido clavó su flecha.

Salimos felices, tomados de la mano.
Recorrimos la impredecible realidad,
ni un solo segundo nos separamos,
derrocamos al demonio de la soledad.

En noventa soles no nos separamos.
En noventa soles nos compenetramos.
En noventa soles nos enamoramos.

Creímos estar juntos por siempre,
mas como a todo amor verdadero
la vida, celosa emperatriz,
nos separó, deseosa por vernos sufrir.

Enfermé y no pude ir a la nueva cruzada.
Por más que quise la fiebre no bajaba,
mi alma en subida, mi salud en picada.

Entonces; estresada, sudada, cansada,
no tuve más, acepté que se marchará.
Besó mi frente y clavó en mi mente
su rostro sonriente, diciendo:

¡Regresaré pronto!

Te amo, tonto; dije lentamente
mientras perdía lo consiente,
causa de una temperatura insolente.

Noventa soles han pasado.

Soy linterna en modo off
deseando que llegue el amanecer
con su esquisto aroma  y su brillantez,
soñando que imita al sol...

Soñando que mañana habrá de volver.

Poemas Escritos por un Poeta sin PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora