La Misión. Primera Parte.

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Alí se levantó de la mesa al recibir una llamada y su mujer lo miró preocupada como siempre mientras él salía del salón. La cena siguió y, ajenos a los demás, Yaman y Seher se miraban impacientes por poder encontrarse a solas esa noche. El amor les esperaba para renovarse en ellos, porque la distancia y el tiempo los habían puesto a prueba y ellos no se habían rendido. Yaman tenía su mano sobre la de Seher. Por debajo de la mesa, como adolescentes, se acariciaban. Por encima de la mesa se besaban con la mirada, como siempre habían hecho.

Alí volvió al salón y mirando a Yaman le hizo un gesto de que saliera con él. Yaman apretó la mano de Seher durante un segundo y se levantó para seguir a su hermano al jardín.

- ¿Qué pasa Ali? - preguntó Yaman.

- ¿Conoces a los Cengoz? - preguntó a su vez Ali bastante serio.

- Hace años empecé un negocio con ellos pero cuando me enteré de en qué otras cosas andaban metidos rompí las negociaciones. ¿Qué ocurre con ellos? ¿Están en tu punto de mira, hermano?

- Ellos son sólo un eslabón en una cadena más grande y peligrosa. Debemos infiltrar a alguien en su red o que alguien se les acerque...

- Yo lo haré - dijo Yaman.

- Ni hablar, abi, sólo te he preguntado por si tenías información útil.

- La tengo y soy el único con el que hablarían. No quieren intermediarios y desconfiarían de alguno de tus hombres. Lo siento pero a veces a los polis se os huele a kilómetros. Yo he estado en el extranjero y nadie fuera de la familia cercana sabe que somos hermanos. Dime lo que quieres que haga.

- ¿Yaman Kirimli a mis órdenes? - provocó Ali.

- No te pases. Más bien el hermano mayor enseñando algo al pequeño.

- Está bien Yaman, acepto tu ayuda pero sólo como informante, nada de infiltrarte, eso sí deberíamos irnos ahora. Ibo está en comisaría con información importante... espera, hermano, creo que he ido demasiado rápido pidiéndote ayuda. Acabas de reencontrarte con Seher no creo que sea buena idea que vengas. Mañana te llamo y te informo - cambió de opinión Ali.

- Hayir. Hablo con ella y voy contigo - dijo Yaman testarudo.

Yaman y Ali volvieron al salón. Yaman se detuvo tras la silla de Seher y acercó la cara a su oido:

- Cariño - susurró - ven conmigo a la cocina un momento.

Seher se levantó preocupada y siguió hasta la cocina a su ex marido que cerró la puerta en cuanto ella entró.

Yaman se apoyó en la encimera, la tomó de una mano y la atrajo hacia su cuerpo. La amoldó a él con el brazo izquierdo, colocándola entre sus piernas, y apoyó su mano derecha en la mejilla de ella. Seher lo miró sonriendo tímida y dijo:

- ¿No podías esperar hasta esta noche?

Su ex marido la apretó aun más y explicó:

- Ali me ha pedido ayuda con un caso y he de acompañarlo a comisaría pero vendré en cuanto acabe - dijo Yaman colocando un mechón de Seher tras la oreja.

- De acuerdo, me gusta mucho veros unidos ¿te dejo mi llave por si llegas muy tarde? - preguntó Seher acariciando su ancha espalda.

- ¿Para qué diablos quiero yo una llave?

- Para que los vecinos no llamen a la policía al verte usar "tu sistema".

- Tamam, cariño. No me esperes despierta, te despertaré yo...

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