One-shot

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Después de confesar aquellas crueles palabras la habitación había quedado en un frío silenció dejando a sus presentes sumergidos en sus pensamientos, Armin miraba con odio al que fue su mejor amigo si este se atreve a dañar a alguien como Mikasa que fue la persona más cercana a él desde que eran niños ¿Que les espera a los demás?
Eren miraba a todos sin emoción aparente evitando ver a Mikasa que seguía en shock llorando sin poder creer lo que ha pasado, una frase, una sola frase de 4 palabras logro destrozar a un Ackerman al soldado que vale 100 soldados.

— E... Eren...– su cabeza comenzó a dolerle mucho más que otras veces que la hizo quejarse del dolor. El mareo y las náuseas se hicieron también presentes en su cuerpo haciéndola ver más pálida que lo acostumbrado.

— ¡Mikasa! ¿Estás bien?– intento levantarse de la silla para ir ayudarla pero Eren volvió a levantar su mano en dónde tenía la herida.— Maldito idiota ¿Esta es tu libertad? Lastimar a Mikasa despues de todo lo que ha sufrido por ti.

Gabi miraba a todos con terror en especial a Eren que no le ha puesto la mirada encima en todo este tiempo que llevan en la habitación tan insignificante era su presencia que no representaba una amenaza para nadie de esta habitación.

— Ella no es Mikasa sino un soldado Ackerman que su único objetivo fue cumplir con los deseos del Titan fundador.– sus palabras sin emoción y su expresión de frialdad logro de nuevo derrumbar a Mikasa que se tapaba la boca para evitar llorar con mayor fuerza.

— ¡Eres un desgraciado!– se subió a la mesa para ir a golpear a Eren con el puño cerrado.

Mikasa vio las intenciones de Armin desde el inicio y una parte de ella, su instinto de superviviente, le dijo que hacer para detenerlo y evitar que golpeara a Eren, aún así, puso ambas manos aferradas a la silla y así evitar que su cuerpo reaccionara por si solo. Se escuchó un estruendo cuando la mesa se rompió y Armin ya estaba golpeando a Eren en el suelo; ella se mantuvo rígida luchando contra algo que nacía de su interior que le estaba exigiendo salvar aquel hombre ¿Son sus instintos o su preocupación?

Eren no duro ni un minuto en el suelo cuando ya había golpeado en el estómago a Armin con sus pies mandando lo a estrellar contra una cantinera, los golpes continuaron a favor de él dejando ya semi inconsciente al rubio que seguía levantándose a darle pelea.

— Perdí a mi amigo aquel día que moriste, ahora, solo veo al enemigo poseyendo el cadáver de Armin.– alzó su puño listo para impactar contra aquel rostro pero la cabellera rubia se  volvió azabache y el rostro de Mikasa fue lo que impacto su puño.— Mikasa...– susurro ligeramente sorprendido al notar que había golpeado a su mejor amiga.

Su cuerpo se había estrellado contra una lámpara de vidrio encajando se todos los vidrios en el cuerpo especialmente en el cuello que no dejaba de sangrar.

— ¡Mikasa! Mikasa responde.– Armin gritaba de forma histérica moviendo el cuerpo inconsciente de la mujer, su nariz sangraba y su mejilla se encontraba ya de un color rosa fuerte que en pocos días será un feo ematoma morado.— ¿Cómo pudiste golpearla? ¿Cómo pudiste tocar de esa manera a una mujer?– sus gritos alertaron a los soldados que cuidaban la puerta dejando entrar a más personas entre ellos a Hange y a Levi que habían sido advertidos de un ataque.

— Señor es momento de irnos.– uno de sus seguidores lo tomo del brazo para salir de una vez por todas de allí pero Eren seguía viendo el cuerpo inerte de su amiga que no daba indicios de querer despertar.

El tiempo se estaba agotando para todos así que Eren no le quedó de otra más que brincar por la ventana junto con sus seguidores no sin antes escuchar por parte de Armin que Mikasa estaba perdiendo mucha sangre sino es que ya se encontraba muerta.
Aquellas palabras retumbaron en su cabeza matando ahora sí cualquier rastro de humanidad, mato a la persona que siempre lo estuvo apoyando de manera incondicional y que según su hermano Zeke no lo protegía por los instintos sino porque en verdad lo ama.

Un Ackerman libre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora