La noche que habían compartido las tres muchachas después de aquel viaje fallido al aeropuerto estuvo llena de confesiones, risas, helado y también de llanto. Terminaron por irse a dormir algo más tarde de las cuatro de la madrugada, por lo que tuvieron tiempo de hablar sobre todo y más, pero Lucy y Maddie se encargaron de hacer sentir mejor a Claire en todo momento. Las dos se aliaron para conseguirlo, como si hubiesen sido amigas desde hacía mucho más tiempo que las pocas horas que hacía que ambas se habían conocido.
—Yo no llegué a conocer a Peter, pero por lo poco que sé de él y lo que he visto en las redes sociales siempre me ha parecido un poco estirado —había comentado Lucy mientras llenaba por segunda vez las tres copas de vino que las acompañaron ya de madrugada.
—Peter tiene sus cosas, pero nunca imaginé que pudiese actuar así después de tres años juntos —intentó justificar Claire.
—Yo todavía le conozco menos —intervino Maddie—, pero con lo que dijiste sobre que el tío iba a ponerse de mal humor si tenía que cogerse un taxi o un tren al tú no poder irle a buscar con el coche, ya me pareció un gilipollas.
En aquel preciso instante, a Claire le llegó un mensaje al móvil. Era una fotografía que le enviaba Kate, una compañera del trabajo de Nueva York con la que tenía una muy buena relación. Lo que vio le sacó una sonora carcajada que dejó a sus dos amigas bastante confundidas. Era tan surrealista que tuvo que mirarla durante varios segundos para cerciorarse de que lo que estaba viendo era bien auténtico.
—Ahora ya entiendo el gran trabajo que Peter tiene en Nueva York, ese por el que no puede venir a Londres.
Sin dar más detalles, giró la pantalla del teléfono hacia a sus amigas para que pudiesen ver la imagen que la había llenado de tanta rabia. En ella, Peter salía sentado en la mesa de lo que parecía un pub neoyorkino, hablándole al oído a una rubia de muy buen ver en una actitud claramente coqueta y con su más que conocida por ella galantería.
—¿Ese de la foto es tu novio Peter? —había preguntado Maddie escandalizada.
—Ahora ya claramente ex —pronunció Claire convencida, bebiéndose de un solo trago la media copa de vino que todavía le quedaba y extendiéndola vacía hacia a Lucy, quien enseguida volvió a rellenarla—. ¿Se puede ser más sinvergüenza?
—Chica, que forma más fina de describir a un completo capullo —le recriminó Lucy—. Tu amiga Kate acaba de escribir que es una foto de ahora mismo en Rum House.
—¿Rum House? Ese es un bar de copas cerca de Broadway, muy conocido —confirmó Maddie, que había ido en más de una ocasión después de los muchos castings a los que se presentó en aquella zona de la ciudad cuando fue a probar suerte como actriz de musicales al otro lado del charco.
—El idiota no se molesta ni en esconderse. —De pronto, Claire se levantó del sofá en el que llevaban horas acomodadas, dando un decidido golpe en sus muslos con las palmas de sus manos— ¿Sabéis qué? Esta foto me ha hecho un favor. Al menos me quito la sensación de haber tenido la culpa de que lo nuestro se haya terminado por haberme ido.
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Siete vueltas al sol
RomanceGANADORA WATTYS 2022 Después de un último año de instituto fatídico, Claire decidió marcharse a estudiar a Nueva York, aprovechando para huir de todo y poder dejar en Londres ese pasado que tanto dolor le causaba. Sin embargo, siete años después y y...