Sam (George Weasley) (+18)

•Esta soltera?•

- Gracias por ese beso de despedida - Suspiro el pelirrojo en voz baja.

- Deja de llorar - Apareció Lee Jordan por la puerta.

Los dos se miraron y el pelirrojo intentó hacer una sonrisa pero solo salió una mueca. Lee lo noto y se sentó a su lado en los pies de la cama.

- Que te pasa? -

- Nada, estoy bien. - Mintió el pelirrojo

- No será porque tu amada no te a dado un beso de despedida, no? - preguntó con una sonrisa burlona.

- No idiota. Sientó que no sentimos lo mismo el uno por el otro. - Dijo este en un tono triste. Lo que provocó confusión en su amigo.

- No te gusta?! - Chilló Lee

- Claro que si! Estoy refiriéndome a ella. Estoy enamorado, completamente, pero creo que Sam no quiere algo serio como lo que yo quiero con ella. - Dijo este mirando a su amigo.

Soltó un quejido cuando Lee le dio un golpe en la nuca.

- Y yo que pensaba que no podías ser más idiota - Suspiró y siguió hablando. - Tienes a esa chica loca por ti, de la misma forma que ella te tiene a ti. Claro que quiere algo serio pero lo que creo que pasa es que no quiere presionaste.

- Presionarme? - Preguntó muy confuso.

- Le contaste todo lo que pasaste con tu ex, creo que eso provoca que ella piense que no estás listo para otra relación - Dijo este tocando el brazo del pelirrojo.

- Eso creía yo, pero la e conocido a ella. Nunca pensé sentir algo así por nadie. - Se le escapó una tonta sonrisa mientras hablaba de ella.

- Pues díselo! No pierdas más el tiempo. - Dijo Lee alentando a tu amigo para que le dijera por fin todos sus sentimientos.

...

Mientras, Sam se pasaba por quinta vez las manos por encima de su camiseta. Estaba muy nerviosa y eso era bastante raro en ella. Pero ahora era la subdirectora de hogwarts y nueva profesora de DCAO y eso la ponía verdaderamente nerviosa.

- Puedes hacerlo. Has superado cosas peores. - Dijo convenciendose a si misma.

De golpe, las puertas se abrieron y unos niños de séptimo año entraron sentándose cada uno en su sitio.

- Buenos días. Se que será raro al principio, pero voy a quedarme para siempre, en teoría. Así que les prometo que será un buen cambio. - Todos los niños asistieron - Soy Samantha Lionella Delacoure y soy vuestra nueva profesora y subdirectora - Dijo ya más animada y todos le sonrieron.

- A partir de ahora esta clase es mi favorita - Susurró un niño a su amigo mirando de arriba a abajo a la nueva profesora.

Para ser sinceros, no eran los únicos que lo hacían, prácticamente todos habían quedado encantados con la belleza de aquella chica. A decir verdad, no tenían profesores lindos.

En eso Sam discrepaba. Ya que para ella si que había uno lindo, Remus Lupin. Ni siquiera había asistido a hogwarts, pero si hubiese sabido de aquel profesor, rápidamente habría dejado Francia.

- Alguna duda? - Preguntó cuando acabó de explicar cómo se conjuraba un patronus. A lo que un niño levantó la mano.

- Esta soltera señorita Delacoure? - Habló con una sonrisa aquel rubio niño.

- Como se llama? - Devolvió la pregunta la castaña.

- S-scorpius, Scorpius Malfoy - Por alguna razón le había causado algo de miedo la nueva profesora. Pero un Malfoy nunca debe asustarse, eso le decía siempre su padre.

- De que casa es? - Volvió a preguntar Sam.

- Sly-Slytherin - Dijo este poniéndose recto en su asiento.

- Usted me a caído bien. 10 puntos para Slytherin - Esto tomó por sorpresa a todos los alumnos. Sin duda, ya tenían nueva profesora favorita. Todos rieron y los Slytherin se felicitaron a ellos mismos.  

- Muchas gracias, pero... Esta soltera? - Volvió a preguntar y todos sus compañeros carcajearon. Mientras otros asistían queriendo saber la respuesta.

- Sí - Sam lo pensó un tiempo, pero al fin y al cabo era la verdad, George no quería nada serio con ella, o eso pensaba.

- Perfecto! - Gritaron algunos alumnos junto a dos chicas más. Sam empezó a reír y luego siguió explicando hasta el final del día.

Tan solo tenía dos clases ese dia así que ahora tenía que acabar de hacer el papeleo en su despacho y después volver a última hora para hacer una clase más.

- Creo que no me e presentado adecuadamente - Dijo este estirando su mano - Soy Scorpius Malfoy, hijo de Draco Malfoy y Astoria Greengrass - Sam sonrió amablemente y estrechó la mano con el rubio.

- Sam - Dijo amablemente la castaña y este también le sonrió - Hija de Flora Delacoure, ah si, y también tú profesora - Dijo esta en un tono divertido y el platinado carcajeó.

- Bueno, eso no me impedirá nada - Repitió divertido saliendo por la puerta.

...

- Vamos Fred! Cubre mis dos últimas horas. Porfavor hermano! - George no dejaba de suplicar una y otra vez a su gemelo para que le cubriera las últimas horas y así poder ir a ver a su castaña.

- Esta bien! Pero cállate ya. Por merlín - Un suspiro salió de los labios de Fred.

George agradeció con toda su alma a su hermano y a Lee para subir al piso.

Pensaba vestirse pero tan solo cogió su varita y desapareció con su traje de trabajo. Que a decir verdad, a Sam le encantaba verlo con su chaleco morado.

Cuando llegó, ella estaba acabando su última clase, le encantó ver cómo enseñaba y todos los niños prestaban atención a todo lo que hacía. Aunque algunos de ellos no miraban porque les interesara el temario y ahí es cuando le daban ganas de entrar y darles un par de golpes en la nuca.

- La clase terminó. Nos vemos mañana chicos - Todos recojieron sus cosas con calma, cosa que a George le extrañó, ya que cuando era adolescente, todos querían salir corriendo de las clases y más a esa hora ya que era la última del día.

Pero ahora que lo volvía a pensar, no le extrañaba tanto.

Los niños fueron saliendo despidiéndose de Sam y hablando entre ellos.

- Sin duda, mi asignatura favorita de ahora en adelante es defensa contra las artes oscuras. - Susurró un niño a su amigo.

- Ya somos dos - Estos rieron y se fueron.

- Malditos niños - Dijo el pelirrojo desde la puerta ya que había escuchado todo.

Decidió dejar esa tontería pasar y dirigirse hacia el despacho de la castaña, ya que ella se había ido hacia allí mientras los alumnos salían.

Estaba situado delante de la puerta y antes de tocarla se preparó un poco por encima. Se sentía como si volviera a tener 15 años. Se armó de valor y tocó la puerta. Escuchaba los pasos de Sam cada vez más cerca y este lo único que queria era girar y huir.

Hoy era el día en el que le pediría que fuera su novia oficialmente.