Extra 1 "La presa devora al depredador" (+18)

7K 460 52
                                    

A Derek le encantaría decir que tenía confianza en sí mismo, al menos sabía que tenía experiencia suficiente en citas y noviazgos para no sentirse como un completo perdedor cuando saliera con alguien más... cuán equivocado estaba.

Llevaba media hora frente la puerta de la casa de los Stilinski, su ropa era casual, pero no la misma que siempre usaba, llevaba una camisa de vestir negra de botones, inusualmente floja en su figura, unos pantalones de mezclilla pegados a sus piernas pero no lo suficiente para ser incómodos, tenía converse negros y su chaqueta de cuero característica.

El clima no era cálido, el ambiente se encontraba frío y ventoso, sin embargo, como una antítesis de su propio cuerpo, su piel estaba sudorosa, sus manos parecían haber sido remojadas en agua de tanta transpiración que caía en forma de pequeñas gotas, sus labios se sentían secos al igual que el interior de su boca, su cuerpo se movía sin ton ni son, carente de parsimonia, como si fuera imposible quedarse quieto, sentía los latidos de su corazón en sus oídos, antes de llegar al hogar de Stiles, Derek consideró seriamente llamar a Deaton para informarle sobre la anormalidad de su situación, sin embargo prefirió abstenerse, se sentía ridículo de siquiera pensarlo pero Derek estaba seguro que lo que estaba sintiendo en realidad era nerviosismo y aunque no era la primera vez que lo sentía, si era la primera vez que se veía víctima de sus propias reacciones solo porque iba a ir a una cita.

Era ridículo, Derek ya era un adulto, era un lobo, era un alfa... y era un imbécil. ¿A quién demonios quería engañar? Stiles era hermoso, era perfecto, tenía una piel blanca e inusualmente suave, contraponiendose a una vida llena de riesgos, tan inusual para un frágil humano, sus ojos miel reflejaban los rayos del sol cada que miraba hacia arriba para observar a Derek, su seductiva, linda y rosa boca se extendía dejando mostrar una sonrisa picarona con una hilera de dientes blancos, nada parecidos a sus propios dientes de conejo, desde hace ya un tiempo Stiles había dejado crecer su cabello, aquellos mechones castaños le llegaban hasta sus orejas, curveando suavemente en las puntas, reflejaban brillo y suavidad, Derek muchas veces al día se encontraba ensimismado pensando en la textura.

A pesar de haber resuelto sus diferencias, Stiles y Derek solo se habían besado un par de veces, el lobo podía confirmar que no fueron suficientes lo besos como para sentirse satisfecho, así que se juró así mismo que para la próxima que sus labios se encontraran, Derek los tomaría suavemente, saboreandolos, uno de sus brazos se aferraría a su cintura delgada y musculosa, lo atraería hacia sí, mientras que con el otro brazo, lentamente lo dirigiria a aquel cabello y lo jalaría, acomodando el rostro de Stiles para poder comerle la boca, Derek podía imaginarlo, aquellos pequeños gemidos que seguramente...

-Derek- El lobo de agudos sentidos brincó en su lugar, sus manos se aferraron a sus pantalones haciendo que sus garras se encajaran en su muslos para evitar lastimar a John, si no fuera por la práctica que el lobo tenía en situaciones estresantes ya se habría transformado.

-Uh– J–john, señor John, sheriff señor John- el nombrado levantó una de sus cejas divertido,  su cuerpo se ladeó hacia el marco de la puerta y cruzó sus brazos frente a su pecho observando detenidamente al alfa frente a él, su cadera se ladeó enfatizando el arma que yacía colgada en su cinturón, los ojos de Derek la observaron de inmediato, tragó fuertemente y miró a los ojos al sheriff quien no había hecho ademán de alejarse de la puerta para dejarlo pasar.

-Derek- dijo John, mirando con escrutinio al lobo, lentamente de pies a cabeza.

-¿Qué puedo hacer por ti el día de hoy?-preguntó con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

La vida de Derek estaba prácticamente llena de adrenalina, le faltaban dedos para contar todas las situaciones en las que casi había muerto, era un alfa, un hombre lobo fuerte y malo que se había enfrentado a las peores cosas que la vida le había dado y aun asi, nada lo había preparado para la increíblemente terrorífica situación que era conocer a su suegro.

Tu olor es mi adicción...LiteralmenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora