𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗲𝗶𝗴𝗵𝘁

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—Te lo digo, nena, olvida a Finn —Millie la miraba preocupada—. Desde que empezó a salir con la tal Heather, lo único que haces es llorar, y ahora estás enferma por su culpa.

—Millie tiene razón, Mariane, ¿hasta cuándo le vas a llorar a Finn? —Lillis la miró incrédula—. Te gusta desde los diez años, es un amor un tanto infantil ya.

—¡Lo sé, chicas! —se tiró de espaldas—. Simplemente no puedo olvidarlo, estoy muy enamorada... Y Heather, por el Altísimo, es tan perfecta. A veces en serio quisiera ser ella, es tan linda, alegre, bonita...

—Me lleva... —Sadie, quien escuchaba atentamente hacía ya veinte minutos, rodó los ojos—. ¿Sabes qué es lo que necesitas? ¡Salir a tomar sol! Mirar a otros chicos, mirar a otras chicas, —levantó su ceja al notar el leve sonrojo en las mejillas de Mariane—. No te estanques con este tonto que apenas y te mira. —se levantó de un salto y la tomó por la muñeca, y ambas se acercaron al espejo—. ¡Mírate! ¡Mírate muy bien, Mariane! eres jodidamente perfecta, ¡perfecta! y si Finn no lo nota, es un moco de burro.

Las tres chicas estallaron a carcajadas.

—Sadie tiene mucha razón, —Sophia se acercó a ellas—. Olvida a los chicos y mejor busca a una chica que te quiera mucho, porque déjame decirte que hay muchas que quisieran salir contigo.

—La verdad, sería como un cambio de aires —Millie se acercó y las tres miraban a Mariane a través del espejo—. Quizá lo que necesites es a una chica y no a un chico.

Mariane lo pensó. Hacía mucho tiempo que no le gustaba una chica, cada vez que una le atraía, la dejaba de lado por Finn.

—No lo sé... ¿y si después de esto no quiero saber nada más sobre relaciones?

—¡Ay, nena! nadie se ha muerto por un corazón roto. —Sink le dio un leve empujón.

—Así que ahora toma una ducha que saldremos al centro comercial, y ponte aún más linda. —Sophia le sonrió.

—Mientras tanto nosotras nos vamos a retocar el maquillaje —Brown se acercó a su bolsa y sacó un puñado de productos "florencebymills" —. Estos bebés son nuevos, aún no han salido al mercado.

Sonrió en grande. Tenía a las mejores amigas que alguna vez haya podido desear.

(...)

—¡Conseguir una Lady para Marie, tonta! —Sadie le dio un zape a Millie.

—Ah, ya. ¡Es que no creí que nos quedaríamos aquí toda la tarde! —exclamó mientras bebía de su café.

Tsk, ¿qué tiene de malo? —intervino la otra colorada—. Afuera está helando, aquí hay una calefacción perfecta.

𝗛 𝗲 𝗮 𝘁 𝗵 𝗲 𝗿 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora