Oscuridad
La oscuridad me rodea, camino sin saber a dónde voy. Quiero correr, pero temo lo que puede haber más adelante y la desesperación comienza a devorarme desde dentro, mis brazos están extendidos, tanteando la nada.
Tengo unas ganas inmensas de llorar, pero no me lo permito, necesito ver, aunque sea esta oscuridad.
Sigo avanzando. ¿Siquiera lo estoy haciendo? No lo sé, pero mis piernas no han dejado de moverse. Tiempo es otra cosa que desconozco, se siente como una semana, pero sé que no ha pasado tanto. Creo que comienzo a enloquecer.
Comienzo a avanzar más rápido y unas ganas locas de reír me invaden, no puedo aguantarlas y se suelta, más no genera sonido fuera de mi boca. Me detengo en seco y tomo mi cabeza. ¿Para qué avanzar si no sé dónde me dirijo? Ni siquiera sé dónde estoy. Yo... yo... ¿Quién soy?
Grito, pero no escucho mi voz. Grito más fuerte y me pongo en cuclillas mientras mis manos se entierran en mi cabello. Tengo que seguir, pero soy cobarde, tengo miedo y no puedo dar un paso más, vuelvo a reír. Qué asco me doy.
Pero no puedo quedarme aquí, no quiero seguir así... no debo rendirme, no debo, no es lo correcto. Así que me pongo de pie y tomo una gran bocanada de esta oscuridad que siento ingresar en mi interior. ¿Qué? ¿No era aire? Termino tosiendo, pero la oscuridad no sale de mis pulmones, es más, ahora se dispersa por todo mi sistema, la puedo sentir dentro de mi pecho, quema de manera sorda y dolorosa justo a la altura del esternón ¿o es el corazón?
¡Que mierda importa! Si ya está todo perdido ya nada debería de importar. ¿Verdad?
Estoy mintiendo. No quiero formar parte de esta oscuridad. Me pongo de pie nuevamente y tras cerrar los ojos trago todas estas emociones, enterrándolas como en las profundidades del mar. Solo cuando ninguna de ellas queda y la nada se vuelve inquilina en mi pecho es cuando vuelvo a abrir mis ojos, ya no me molesta esta oscuridad.
Me lanzo a correr sin dirección ni sentido, solo corro hasta que mis músculos quemen y mis pulmones ardan, hasta que el bazo duela y mi cabeza tome el liderazgo quedando por delante de mi cuerpo, generando el conocido desequilibrio que me hará caer.
Es cuando el piso se siente extraño y mis pies comienzan a hundirse, mas no se me dificulta correr. Pero de repente caigo, como si el piso sencillamente se desvaneciera, como si un abismo hubiera estado esperando silencioso que corriera hacia él. Me hundo en un líquido y no sé distinguir arriba de abajo, no sé por dónde subir nuevamente para estar a flote.
El oxígeno se acaba y ya no puedo retener el aliento; he llegado al punto de quiebre. Aunque todavía me encuentro en esta oscuridad líquida, el reflejo involuntario de respirar se activa y ahora se encuentra ingresando a mis pulmones impidiendo la correcta distribución de oxígeno. Mi laringe se cierra irreversiblemente.
He perdido el control de mi cuerpo, pero me encuentro extrañamente apacible. Quizás sea a causa que mi conciencia se comienza a desvanecer.
Mi cuerpo sufre un paro respiratorio, pero ya no importa, ahora me he vuelto parte de esta silenciosa y sofocante oscuridad.
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OSCURIDAD (primera parte)
SpiritualHistoria donde un personaje sin nombre se adentra, desprovisto de sus sentidos, en un mundo carente de luz. Oscuridad... Un viaje a lo desconocido. ¿Te animas a entrar, querido lector? ...