Capitulo 9

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Levanto mi cuello suavemente del hombro de Mike y el me mira, su mirada refleja preocupación, y hace que me entren nervios al levantar la vista y ver que está parte de la carretera no se me hace conocida.
-Mike, ¿donde estamos? No conozco esto
-Ya, yo tampoco, nos hemos perdido-murmura mientras se rasca la nuca preocupado.
-¿¡Que!?
-Mira Mad, lo siento, mientras dormías he escuchado música y eso me ha echo conducir sin pensar, giraba y cambiaba de ruta todo el tiempo y cuando te has despertado me he dado cuenta que... Vamos en mala dirección.
-Alucinó chico-digo tapándome la parte superior de la cara para no verle.
-No, no, no digas eso, ahora no se adonde ir-dice quitándome la mano pero yo me niego.
-¡Para una vez que voy contigo a una fiesta , y ya nos perdemos!-exclamo muy enfada aún con la mano en la cara.
El baja la mirada y segundos después mira hacia nuestra derecha, las palabras que he dicho... Puede que me haya pasado.
Después de reflexionar si gritarle hasta dejarle sordo o buscar alguna solución digo lo siguiente: -Mike, tienes la culpa tu, cuando lleguemos a casa no sé qué decirle a mis padres -digo calmada
-Eso si llegamos-bromea
-No se que decirte-pongo los ojos en blanco y a la vez siento un sentimiento de relajación, como si estar perdidos no fuese tan malo.
-Por cierto Mike, ¿cuanto tiempo has estado así?-pregunto
-Una, ¿dos horas?-responde
-Madre mia... serán las tantas de la noche-resoplo
-Son las tres y cinco, ¿quieres hacer algo? ¿Llamar a alguien?
-No tengo batería, vamos afuera a ver si hay alguna persona por ahí.
A continuación salimos del vehículo y caminamos a pie pocos de cientos de metros hasta que vemos un resplandor de luz que casi nos traspasa por encima. Nos fijamos en él cuando ya ha pasado de largo. Un coche a tope de velocidad y con las luces más brillantes que he visto en toda mi existencia.
-Nos podría haber atropellado, vaya cacho de escombro-murmura Mike cruzándose de brazos.
-No tenemos la razón, vamos sin luz, la culpa es nuestra-defiendo al coche que hace segundos me ha dejado ciega.
-Venga ya...-pega una patada a una piedra y camina unos metros más adelante que yo.
Al verlo andar, salgo a por el.
-No seas así-digo cogiéndolo del brazo y el me quita.
-Madison, que nos hemos perdido, ¡No sabemos donde estamos! Y tú, ¿defiendes a un estupido que casi nos mata?-exclama fijando la mirada en mis ojos.
Resoplo, se que no tiene ningún derecho a hablarme así, pero quiero llegar a mi casa y con Mike enfadado es imposible.
-Déjalo, vámonos a alguna tienda y les pedimos que nos dejen llamar.
-Tiendas a estas horas, ¡que ideaza!-grita en tono irónico .
-Para ya de poner pegas, ¡No soy yo la que ha echo que nos perdiéramos!-se me acaba la paciencia y odio ponerme a su nivel.
En este preciso momento Mike rompe a llorar, y una por una, sus lágrimas van deslizándose por su perfecta piel clara. Decido secarle las lagrimas con mi camiseta y le cogo de la mano para llevarlo de nuevo al coche. Una vez dentro, parece que se ha calmado y también yo.
-Alguna tienda habrá, las típicas estas que están por ahí, ¿sabes?-digo intentado saber que decir, no sé si me explico muy bien.
Asiente y arranca el motor del coche.
Busco por su chaqueta algún móvil, pero nada.
15 minutos más tarde, Mike, súper feliz me hace señas para que vea una pequeña tienda muy cerca de nosotros. Nos acercamos y entramos, no hay nadie creo, pero si una mujer bajita con pelo rubio y canas mirándonos desde el mostrador.
-Buenas, ¿venden teléfonos?-pregunta Mike
-No tenemos de eso, somos una tienda de decoración-responde muy dulce la dependienta
-¿Y como que nunca he venido aquí? Hace poco que está abierta?-pregunto curiosa
-Ay no hija mía, llevamos siete años-murmura ella con una sonrisa que hace que se le marquen unos pequeños pómulos.
-Que da igual, porfavor, queremos un móvil para llamar-gruñe Mike, y yo le hago una mirada asesina por hablarle tan mal a la pobre mujer.
-Quiere decir, que si nos podría dejar su teléfono para hacer un par de llamadas-salvo la situación.
-Haber comenzado por ahí muchachos-coge un teléfono muy pequeño y me lo entrega en mis manos.
Trasteo un poco y no funciona, ella me ve y me lo coge.
-Darme unos segundos, podéis mirar nuestros productos mientras le pongo pilas-nos mira a los dos y desaparece en un abrir y cerrar de ojos.
-Pues espero que sea deprisa porque son las 3:30 de la noche-dice Mike mirando el reloj que lleva colocado en su muñeca.
Yo me rio y me voy a un pasillo a cotillear. Veo muchos cuadros y me llaman la atención.
-Mike, ven, ¿alguna vez habías visto algún cuadro así?-grito para que me eschuche.
Viene y al verlos queda fascinado.
-Que bonitos, me llevaba uno ahora-bromea
La pintura es un árbol lleno de animales en las ramas, todo es en tonos verdes, me crea muchas preguntas hacia el artista, mucha imaginación hay que tener para pintar un cuadro así.
Mi mejor amigo se marcha y yo me queda en el mismo pasillo solo que voy al final de el.
Un puñetazo en mi estómago es lo que siento al ver unas cajas muy parecidas a la mía , cojo una y pesa muy poco, pero no puede ser la misma, la tapa es diferente y de otro color, pero aún así, me parece curioso y inquietante. A la vez que la dejo en el lugar donde estaba vuelve a parecer la dependienta con el mismo móvil.
-Tengo una mala noticia, no hay pilas, lo siento, he buscado por todas partes-explica con rostro triste, parece buena persona.
-¿Y un mapa?-pregunta Mike. ¡No se me había ocurrido, un mapa lo necesitamos incluso más que el móvil!
-Eso si-vuelve a desaparecer y me sorprende la rapidez que está mujer ha tenido, ha vuelto en menos de treinta segundos con un inmenso mapa entre sus manos.
-Muchas gracias-le agradezco mientras me lo guardo en el bolsillo del pantalón.
-Y bueno, ¿de donde venís?
-De una fiesta no muy lejos de aquí, o eso creo, no sabemos ni donde estamos-murmura Mike mientras dirige la mirada hacia la puerta.
-Una fiesta... Que divertido-dice muy dulce
-¿Nos podrías decir donde estamos?-le pregunto insistente
-Estamos a 25 kilómetros del centro-responde mi pregunta
-¡Perfecto! Mike no vamos a tardar mucho entonces-le digo muy contenta, y él me sonríe
-Nos vamos, gracias por todo-dice Mike a la mujer
-Esperar, por las cámaras de seguridad cuando buscaba pilas he visto a tu amiguita mirando unas cajas, ¿Queréis comprar algo?
Voy a aprovechar mi oportunidad
-No, pero me gustaría hacerle unas preguntas-digo firme
-Adelante, todas las que desees
-¿De donde te llegan esas cajas?
-Em, pues las compro y me las traen, no tengo ni idea de donde se hacen.
Mierda, pensaba que me diría algo mejor que eso.
-Nada de nada?-insisto
-Na-da-y se empieza a poner nerviosa
-¿Son muy vendidas últimamente?
-Si
Sacudo la cabeza
-¿Quien te las compra...?-digo acercándome a ella
Mira hacia abajo antes de contestarme
-Diferentes personas, ya te he dicho que se compran mucho-frunce el ceño, pero me niego a quedarme así.
-¿Y la más reciente?
-¿¡Para que quieres todas estas preguntas!?-grita levantando los brazos
—Nada-respondo cortante y veo a Mike flipando
Ella pone los ojos en blanco y me dice que las últimas personas en comprar de esas cajas son: un tipo alto y fuerte con mucha barba, una niña pequeña que fue a comprarla para rellenarla de regalos, una chica de mi edad, se llevo cuatro, y una pareja de abuelos. Yo sé lo agradezco y mi mejor amigo y yo nos vamos de allí.
Me auto convenzo de que si o si no son las mismas mientras me siento de copiloto en mi coche, tengo pruebas de que no son, la tapa y son color azul oscuro, pero me he sentido familiarizada al tocarlas.
Tras mucho tiempo, veo de lejos mi casa, y siento un alivio por dentro muy muy grande. Mike aparca y nos bajamos sin hacer ruido
-Siento que te haya gritado en la carretera-dice dándome las llaves del coche
-Mientras no lo hagas más... No pasará nada-le advierto y le dedico una media sonrisa
-Nos vemos mañana, me voy andando hasta mi casa-se aleja hasta que no puedo verlo, y yo estoy frente de la puerta de mi casa. La abro con el menor ruido y subo las escaleras muy rápido, se escuchan ronquidos de mis padres y Trish.
Las dos cajas negras pequeñas están donde las deje la última vez, lo de esta noche me deja un poco "chof", así que voy a poner el móvil a cargar y a preparar mi ropa para mañana, que por fin comienza la semana de los buenos comienzos.

Tiririritiitiii Tiririritiitiii
Corro a quitar la alarma, el corazón se me pone a mil en milésimas, miro la pantalla y son las 5;39 a.m, así que si mi padre me ha pillado, estoy muerta. Y mi plan de descubrir cosas de la conversación también. Me paro unos segundos para escuchar si vienen  pasos a mi cuarto, y afortunadamente no.
-¿Soy una crack o no?-me digo mirándome en el espejo confiada.
En eso de dos minutos, estoy bajando las escaleras para llegar donde voy o no, averiguar sobre mi padre.
-La puerta está cerrada, mi padre está ahí -susurró
Pongo la oreja en la puerta y me asombra
-Peter, cállate, que yo vivo con gente también, ¿puedes hablar más bajito? Gracias-susurra mi padre
¡¿Peter!?
Parpadeo rápido y escucho risas de mi padre
-No puedes ser, sabes que a ella le gusta todo eso-se hace un silencio.
-No me interrumpas, ¿entonces si?-pregunta susurrando mi padre al teléfono.
¿De quien están hablando? ¿Quien es ella? Juro por todo lo que tengo que tiraría la puerta, cogería el móvil de mi padre y le diría cuatro cosas a él y a ese tal Peter, pero necesito saber más. Unos ladridos interrumpen mis pensamientos, mi perrito está ladrando a la puerta, como si no lo reconociera. Yo me asusto y quiero callarlo, pero no me da tiempo, el pomo se abre poco a poco y yo salgo corriendo con pánico hasta mi habitación.
No escucho nada hasta que unos pasos entran por mi puerta.
-Joder, que no sea mi padre, que no sea mi padre, que no sea mi padre-digo realmente asustada metida entre las sábanas.
-¿Cariño? ¿Has vuelto?-la voz de mi madre llena mis oídos de paz y tranquilidad.
Yo me asomo para verla.
-Si...
-¿Sabes que lo que has echo esta muy mal no?
Parpadeo muy fuerte antes de contestar.
-Si, pero de verdad que te lo iba a decir-respondo rápido
-Has estado muchas horas por ahí, nos han llamado los padres de Laila y nos habían dicho que estabas en una fiesta, ¿es cierto?
Asiento y mi madre Estela se echa para tras
-Hablaremos, si las notas están bien, no tendrás castigo, si no, prepárate. Vete a dormir, tendrías que estar emocionada por mañana-dice cogiendo el pomo de la puerta
-Lo estoy, mis notas serán increíbles, confía en mi
-Vale, cariño, buenas noches-dice fijándose en mis dos cajas.
-No quiero argumentos-me echo a reír y ella hace lo mismo.
-Antes de irte, ¿y papá?-digo
-Esta durmiendo, se acaba de levantar a beber agua me ha dicho, le ha despertado el perro-me responde y se va.
Mi padre le ha mentido, esto no parece una tontería y me duermo de lo cansada que estoy al cerrar los ojos.

10 CAJAS CONTANDO LA MIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora