Capítulo 25.

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**Editado**

Haley:

Dicen que cuando las cosas van mal, sólo pueden mejorar. En mi caso creo que ya he tocado fondo. Estoy en lo más bajo que podría estar. Y esto consiste en tres errores, uno tras otro. Idiotismo puro. En eso consistió mi noche. Idiotismo en su completo estado.

Soy lo suficientemente estúpida como para ahogar mis penas en un bar, sola. No es tan solo triste, si no patético. Si fuera inteligente, me hubiera quedado en casa o hubiera ido a un lugar más cerca de mi departamento, no a un bar casi al otro lado de la ciudad. Especialmente sabiendo el estado en el que me encontraría cuando fuera la hora de volver a casa. Mi tercer y más incomprensible error fue saludar a esos tipos. Si no les hubiera puesto tanta atención en mí, no habrían pensado que tenían una remota posibilidad de meterse en mis pantalones. Pero en vez de eso, salté y salude como un niño en Navidad. Entusiasmada.

¿Cómo podría un grupo de cinco tipos en un callejón oscuro ser bueno? Si tan solo no hubiera estado tan ebria, habría podido reconocer ese factor. Pero obviamente en el estado que estaba, el que hubiera una posibilidad de que esos chicos fueran peligrosos no se me pasó en ningún momento por la cabeza. Lo cual, por todas las razones que he espetado, he sido asaltada, violada, abusada, y ahora, salvada.

Mi salvavidas fue el hombre el cual siempre he considerado mi caballero en brillante armadura, antes de que todo se tornara opaco. Me salvó del accidente automovilístico, me llevó a su casa, me escuchó y me contuvo cuando le conté sobre mi historia. Pero de todos los momentos. Todos los increíblemente horribles momentos, cuando necesitaba a alguien - y creí que no tendría a nadie-, Él estaba ahí. Theo me salvó.

Tan sólo pensar que hubiera pasado si Theo no hubiera estado ahí me aterra. Hubieran hecho lo que quisieran conmigo. Cada uno habría tenido su turno para luego matarme. Existe una gran probabilidad de que me hubieran matado. Simplemente deshacerse de mi. Después de todo, no creo que los hombres hayan tenido problemas en golpearme hasta morir.

Y todo esto es mi culpa. No puedo parar de repetir eso en mi cabeza mientras lloro y sangro en la camiseta gris de algodón de Theo. Todo esto es nada más que culpa mía.

Mi cuerpo se contrae. Sé que está tratando de caminar normalmente pero faltan cinco cuadras para llegar a mi departamento y no es menos decir que está cargando una mujer de sesenta y un kilos. Oh, cuanto extrañaba estar en sus brazos.

Aunque, lo que me asusta es que Theo no dice nada. No trata de consolarme. Creo que deje de estar en la posición de víctima desde que lo dejé. Pensar en eso me hace llorar incluso más fuerte.

Finalmente llegamos a mi departamento. Debe recordar donde queda de cuando buscamos uno juntos. Está en un piso siete.

Theo no me pide la llave. Presiona la puerta tan fuerte que esta se abre. La sangre sigue cayendo de mi nariz y el intoxicante olor de el desinfectante con el que prácticamente bañé mi departamento hace que mis fosas nasales duelan.

Theo tose. -Huele como si hubieras limpiado después de un asesinato.

Todo lo que hago es sollozar. El suspira y se dirige al sofá. Me deja cuidadosamente reposando mi cabeza en una almohada. Theo desaparece instantáneamente por muchos minutos hasta que finalmente vuelve con ropa limpia, una bolsa de hielo y un vaso de agua.

Se sienta en el suelo, nuestras caras están paralelas. Me limpia la cara con un pañuelo, tratando de quitar todo rastro de sangre de mi rostro. Un dolor recorría cada zona que Theo limpiaba. Presiona el hielo en el borde de mi ojo y en el puente de mi nariz. Creo que ya están hinchados.

Mis prendas de ropa están destrozadas. El top que estaba usando está roto en la zona de mis pechos. Mis jeans están rasgados, y estoy segura que mis bragas están en la misma condición. Mis zapatos están perdidos. Deben de estar en algún lugar del callejón al igual que mi bolso.

Me siento de golpe en el sofá. Theo se ve alarmado.

-¿Qué pasa?- Me pregunta parándose de golpe.

-¡Mi bolso!- Exclamo.

-Lo recogí después de pegarles todo lo que se merecían a esos bastardos hijos de puta.

Suspira y se sienta donde antes estaba mi cabeza. Me vuelve a poner hacia abajo quedando con mi cabeza en sus piernas. Sus manos acarician mi rostro dulcemente. Esas suaves caricias mandaban choques de electricidad. su rostro refleja ira mientras se acomoda para que quedemos cara a cara.

-¿Qué te hicieron, Haley?- Dice mientras ahueca mi rostro con sus manos.

Sentí como las lagrimas llenaban mis ojos al recordar todos los recuerdos de esos hombres tocándome, golpeándome, entrándome. No me siento capaz de decirle a Theo todo lo que me hicieron.

-Llegue muy tarde, ¿no es así?- Me dice mientras sus ojos se vuelven rojos y un poco húmedos.

Sollozo.

-¿Qué te hicieron?- Me dijo. Esta vez su voz sonaba fuerte y cruel.

-Me tocaron.

Theo exhala. Si humo pudiera salir de su nariz, lo haría.

-Me tocaron, me pegaron,- digo. -uno de ellos me metió sus dedos,- digo tan rápido que apenas me entendió. Estaba asustada de su reacción.

-¡¿Uno que?!- Theo casi grita. -Haley eso es violación. Te violaron.

Me corre de sus piernas y se levanta hacia la puerta.

-¿A dónde vas?- Digo también levantándome.

-Voy a encontrarlos y los voy a matar,- me dice. Nunca antes lo había escuchado usando ese tono. Honestamente, estaba un poco aterrada al escuchar su voz tan venenosa.

-No lo hagas.

-¡Te violaron Haley! ¿Te violaron y quieres que me quede aquí y actúe como si nada hubiera pasado? ¡No pueden escaparse así sin más!

Me acerco a el y tomo su brazo tratando de calmar su pecho alzado. -Theo mírame.

No me mira. En vez de eso sigue echando humos subiendo y bajando su pecho. -Debería arrancarles los ojos.

-Mírame,- digo, esta vez tomando su barbilla para que nuestros ojos se encuentren. -No te estoy pidiendo que lo olvides, te estoy pidiendo que no me hagas esto más difícil de lo que ya es.

-Te hicieron daño, Haley.

-Lo sé.

Theo suspira y me rodea con sus brazos. Al principio me pongo rígida pero después me relajo y le devuelvo el abrazo. Abrazar a Theo me hace entrar en un trance tan familiar. Es como si ahora todo estuviera perfecto. Cierro mis ojos e inhalo.

Me toma como si fuera un niño pequeño y rodeo su cintura con mis piernas. Me lleva a mi habitación y me deja en mi cama, debajo los cobertores.

-Haley,- susurra casi inaudible. -Oh Haley,- sus ojos reflejan tanto dolor que me siento obligada a cerrar los míos.

Dentro de un rato vuelve a hablar. -¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo deje que eso pasara?- Pareciera como si más que nada estuviera hablando con sigo mismo, sin saber que puedo escucharlo y que sigo despierta.

Las luces se apagan y veo como la figura de Theo se acerca a la puerta.

-¡Theo!- Digo y este se da vuelta alzando una ceja. -No te vallas, por favor.

Sonríe mientras se cerca a mi cama y se saca sus zapatos haciéndose sentir como en casa. La cama se hunde mientras este se acuesta a mi lado. Se saca su camisa. Así es como Theo duerme y no tengo nada contra eso. Sólo me permito acurrucarme en su pecho sintiendo como me rodea con sus fuertes brazos.

Esa noche soñé con el. Que éramos felices y esto era sólo un simple pesadilla.

Lovespoken - Theo James (traducción) BAJO EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora