Capítulo 5

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¡Holaaaaa! No he colgado antes por problemas logísticos. Como acabo de empezar la universidad de nuevo, mejor lo cuelgo todo ahora de golpe porque si no luego no tendré tiempo y soy un desastre. Para acabar, me gustaría decir que esta historia creo que se merece algún voto o comentario, porque es preciosa y... Eso.

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Zayn se sintió aliviado cuando oyó que Niall y yo lo habíamos solucionado. — ¡Bueno! No tienes idea de cuán miserable es la vida con ese hombre cuando ustedes pelean, hombre.

Él le dio una diabólica mirada y yo me reí. El camino a casa fue definitivamente más relajado que cuando fuimos al trabajo, y mi irritable humor se había ido para el momento en que le quité la llave a la puerta y entré en mi apartamento.

Estaba a punto de gritar que estaba en casa, cuando oí algo que detuvo las palabras en mi garganta. Louis había encontrado mi guitarra acústica y estaba tocando una canción que no conocía. Era tan hermoso que temía incluso respirar porque no quería romper el hechizo. Entonces empezó a cantar y dejé la pizza antes de que se me cayera, su voz era hermosa, aguda, poderosa y sexy como el infierno

Pateé los tenis y me acerqué a la puerta de la habitación. Louis estaba sentado con las piernas cruzadas en la cama, con sus ojos cerrados y mi guitarra en su regazo. No parecía saber que estaba aquí. La emoción de la canción fluía a través de su expresión mientras cantaba, y eso era cautivante. Yo creo que ni parpadeé hasta que sus dedos tocaron la nota final y el sonido se alejó.

Por un minuto no pude moverme ni hablar. Entonces dejó la guitarra con un profundo suspiro y yo pude hablar de nuevo.

—Eso es hermoso.

Él se puso de pie y se agazapó en posición de lucha, antes de que pudiera saber qué estaba sucediendo. Cuando vio que era solo yo, soltó el aliento y se sentó de nuevo.

—Joder, me asustaste. No te oí llegar.

—Lo imaginé. Lo siento, no quería asustarte de esa forma.

Sonrió. —Está bien. Después de todo estoy en tu apartamento. Debes de ser capaz de llegar cuando quieras sin tener que anunciarte.

—Qué es...

No pude decir nada más que eso.

—Hey, ¿dónde está la pizza? ¡Estoy hambriento! —Se puso de pie sin esperar a que terminara la oración y prácticamente corrió a la cocina.

Lo seguí, intrigado. ¿Por qué infiernos no quería decirme qué canción estaba interpretando? Tenía que saber que eso era lo que le iba a preguntar. Me encogí de hombros y decidí intentarlo de nuevo más tarde.

—Oh, hombre, ¡eso se ve genial! —Me sonrió cuando entré a la cocina. Ya había abierto la caja y estaba sirviendo pizza en dos platos, tomé dos cervezas del refrigerador y le di una, entonces tomó el plato lleno que sostenía y me lo dio.

Terminamos extendidos en el suelo de la habitación, escuchando CDs y hablando mientras comíamos. No nos llevó mucho tiempo darnos cuenta de que teníamos gustos similares en muchas cosas: películas, libros, música. Ambos vimos Star Wars más de cincuenta veces, y los dos teníamos todo lo que había escrito Clive Barrer. Y aunque resulte trillado, descubrí que era un gran fan de Beck como yo.

—El hombre es un jodido genio —declaró con la boca llena de pizza.

—Infiernos sí. Y también con un caliente culito.

—Compañero, él es hetero.

—Hey, nunca he convertido a un hetero antes, quizás pueda ser el primero. Seguro como el infierno que lo intentaría.

La canción olvidada (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora