Yongbok [Chanlix] || [EDITANDO]

||Uno||

"Yongbok"...Según las viejas historias, ese es el nombre de aquella criatura. ¿Era un elfo? ¿Un tritón? ¿Un ángel? Nadie lo sabía.

Lo único que se sabía de aquel ser era su enorme poder.

¿Que si hay muchas nubes en el cielo? Yongbok se aburrió y está jugando con ellas.

¿Cosechas abundantes? Yongbok tenía hambre.

¿Lluvias fuera de tiempo pero extrañamente convenientes? Yongbok se siente solo.

Cuentan las leyendas, que se trata de un espíritu cuya voz trae la felicidad. Es capaz de sanar cualquier herida, cumplir cualquier sueño, atrae y crea cualquier tipo de bien.

Dicen que si escuchas su voz tendrás suerte hasta la llegada del siguiente solsticio, pero si tienes la suerte de encontrarlo de frente, siéntete afortunado porque todos tus sueños se cumplirán.

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—Vete...por favor—su voz se escuchaba temblorosa. Con una mano sostenía las ropas que se había quitado hace unos minutos atrás, pegandolas a su cuerpo en un intento desesperado por volver a cubrirse, mientras que su otra mano se extendía hacia el frente manifestando su poder, haciendo que el agua se elevara de manera inusual, formando una barrera entre ambos.

Pero aquel humano se sentía fascinado por lo que estaba viendo. El agua estaba levitando frente a él, no tenía muchas explicaciones para ello más que las supersticiones que siempre había oído.

Era Yongbok, debía de ser él.

Chan era solo un humano, que había crecido al igual que muchos otros, escuchando sobre Yongbok. Una leyenda vieja de esa zona en donde vivía y que sus abuelos le contaban antes de irse a acostar.

Le gustaba escuchar esa historia, era de sus favoritas cuando era niño. Jamás creyó que podría ser real.

—Yongbok...—murmuró Chan, haciendo que el otro se estremeciera al oír su nombre. Chan sonrió incrédulo—De verdad... ¿De verdad eres Yongbok?

Pero la única respuesta a su pregunta, fue el agua golpeándole la cara. En lugar de enojarse, Chan solo pudo reír por ello tratando de cubrirse con las manos. Quería decirle a aquel ser que no le haría daño y que solo estaba emocionado de haberlo conocido, pero cuando quiso hacerlo se dio cuenta de que ya no había nadie.

Yongbok se había ido.

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—Chan, ¿Me quieres ver la cara de estúpido?—le preguntó Jisung en la noche cuando Chan terminó de contarle lo que había visto.

Necesitaba contarle a alguien lo que había visto y quién mejor que su compañero de habitación.

—¿No me crees, Jisung?—ni siquiera había necesidad de preguntar, su mirada incrédula por encima de sus lentes se lo decía todo—Te juro que lo vi, es pequeño, rubio y tiene la cara llena de pecas—Jisung rodó los ojos.

—Chan, hay miles de personas que se ven así—justificó el menor regresando la mirada al televisor.

—¿Y ellos hacen flotar el agua?

—Estás alucinando esa parte, Chan—insistió el menor—Solo descubriste a alguien tomándose un baño en el río y te gustó tanto que soñaste que manipulaba el agua cuando en realidad solo te salpicó y salió corriendo.

—Te juro que si era él—puchereó Chan tratando de convencer a Jisung.

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Minho estaba aburrido, era de esos días en que no había absolutamente nada que hacer. Estaba considerando ir a molestar a Jeongin cuando de la nada vio a Yongbok correr hacia él.

Esos ojos asustados y el hecho de que no pudiera mantenerse en su lugar solo indicaba una cosa.

—¿Te vieron de nuevo?—preguntó Minho queriendo que se lo negara, sin embargo, cuando el pecoso asintió en respuesta, solo suspiró con resignación—No puede ser.

El conteo mental de Minho pasó de 53 a 0 años sin problemas.