Thomas Holland

563 29 1
                                    

No voy a negar que la vida apesta, pero cada vez que salgo y veo las hojas de los árboles verdes y vibrantes, la alegría regresa a mi, me gustaban las flores y los árboles, creo que ninguno me desagradaba, lo que odiaba era que el sol me pegara en la puta cara, era desesperante y cada que lo hacía quería  matar al maldito sol de mierda, pero no se podía. Odiaba que los pubertos del estupido colegio Constance me pidieran  sus malditas píldoras a las 10 de la mañana, cuando había más gente, y el sol pegaba en la cara commo nunca, era algo desesperante. Llegue al maldito callejón, solo tenía que cruzar la calle, llevaba mis audífonos, estaba escuchando algo de Ludwig van Beethoven, recuerdo que mi padre coleccionaba algunos acetatos de el, los ponía cada que mamá me mandaba a la cama, un recuerdo vago que me hace llorar un poco. Limpie mis lagrimas y entre al estupido callejón.

—Hola viejo— dice Paul, no le agraba, era un niño de papi millonario, tenía su vida resuelta pero, aquí estaba, lamiendome las bolas por un poco de píldoras

—Hola— había otros dos chicos junto a él, choque el puño de los tres y después abrí mi mochila negra, pero antes vigile que nadie me viera.

—¡Hey!, llegó nuestro dealer de confianza- dice Will, un peli negro, adicto más que Paul, me asusté algo cuando escuché la voz, pero cuando vi que era el, seguí en lo mío

—Te dije que no me llamaras así— digo serio y sin perder la cordura

-¿Entonces como quieres que te llame?- dice mientras mete su estupida mano y saca un frasco de pastillas de mi mochila

—Puedes llamarme Holland, Simple— murmure esta última parte

Solo espere a que todos sacaran lo que querían meterse para pudrir su estupido cuerpo, no me interesaba, esos imbesiles tenían como 16 años, 17 a lo mucho, pero ese no era mi problema.

—¿Cuanto es de todos?, yo invito chicos— le sonrio a sus bodrios

Empece a contar lo que llevaban, mentalmente hice la cuenta —200

Saco su billetera y me dio justo un billete de 200 dólares, lo tomé y me lo heche a la bolsa, después cada uno salió del callejón, con discreción, yo me quede a drogarme un poco, tenía algo de pastillas que había molido, las cuales inhale, ese era mi desayuno, tenía que soportar el tonto Sol y el ruido que las personas que hacían al caminar, regresé a mi departamento, era un basurero por cierto, pero por lo menos tenía un lugar donde dormir, me recoste y deje que las pastillas hicieran lo suyo.

My poisoned boy 《Tom Holland》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora