Prólogo

4 1 0
                                    

Una noche llena de estrellas acoplaba lo basto del cielo, mostrando un mar de estrellas inmenso, una imagen que cualquier otra persona consideraría bella, era la imagen que Raúl consideraba monótona.

Un chico sentado en la barandilla del balcón de una casa que lucia bastante vieja y desgastada, mirando hacia arriba con los ojos llenos de nada, pues a pesar del dulce color que emanaban las estrellas, nada era lo que sentía Raúl al ser acunado por el dulzor de este.

-¿que piensas hacer?- pregunto una chica que como un tenue espíritu, apareció repentinamente frente a aquel chico.

-sabes la respuesta a eso, siempre ha sido la misma- le respondió el chico susurrando tan bajo que sus palabras podrían confundirse con un lejano murmullo.

-La misma de siempre eh, ¿Cuántas veces te he dicho que dejes de pensar en morir?- le respondió la chica.

-No lo se, ¿Cuántas veces te he dicho que quiero morir?- pregunto el chico mirando fríamente a la chica.

-Bueno, si lo pones así, si tu no lo recuerdas, para mi también es imposible hacerlo, pero, es bastante tarde ¿sabes?, no dormir bien podría hacerte daño- dijo la chica con un tono afectivo.

Y con un suspiro que hizo que una pequeña nube de vapor saliera de la boca de Raúl, la chica se desvaneció al mismo tiempo que lo hacía aquella pequeña nube.

-¿Tu que sabes?, si ni siquiera eres real-

Pero aun habiendo dicho aquella frase, Raúl siguió el consejo de aquella chica, y volvió a entrar a aquella vieja casa, cerrando silenciosamente la puerta que daba al balcón, Raúl fue a una cama ubicada en la habitación siguiente a una sala y cocina una junto a la otra, y se acostó en una colcha en el suelo junto a la cama de su hermano mayor, la cual a su ves estaba junto a otra colcha en la que dormía su hermana menor, las cuales estaban ya ocupadas por estos.

Raúl tomo la única manta que tenía, encontrando que justo debajo de esta estaba aquel cuchillo con el que varias veces apuntó a si mismo en la noche buscando quitarse la vida, y simplemente tomándolo y mirándolo un rato con el mismo pensamiento que siempre había tenido cada vez que lo agarraba, simplemente lo coloco suavemente debajo de la colcha en la que dormía, y sin querer pensar en nada más se arropó para dormir, pensando que tal vez el día siguiente podría llegar a ser mejor.











Hola, soy kamish el autor de esta historia, hice esta historia que me encontré por ahí la cual me tocó realmente, espero que te halla gustado este prólogo, y que sepas que vana a venir muchas más partes, por favor vota y comenta si te gusto, y me sería de mucha ayuda que compartieras esta historia con quien quieras.

Espero que tengas un buen día.

¿Por que me cuidas? Si ni siquiera existesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora