𝓟𝓻𝓸𝓵𝓸𝓰𝓸

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Cada letra escrita aquí es de mi completa autoría. Espero que lo disfrutes y recuerdes que esto no es más que ficción.

Existen vidas terribles, de esas que realmente no quieres enterarte por lo crudas que pueden ser. También están las que parecen ser perfectas, llenas de gracia y alegría, las de películas.

Y luego está mi vida que probablemente sea muy parecida a la de muchos otros idiotas que vivimos en esta cagada de planeta destruido por nuestras propias y asquerosas manos.

__Miserable.

Si, eso es más o menos un resumen de mi existencia, una a la que a nadie le importa, que pasa desapercibida por la mayoría de personas, excepto mi madre. Esa dulce mujer que todos los días me levanta con un problema nuevo para camuflar su notable repulsión hacia mi.

Terriblemente no tengo la oportunidad de salir de este hueco del infierno ¿Por qué? Porque dependo de su dinero, que no es mucho, pero necesito terminar la universidad y lamentablemente los estúpidos cursos son al azar, con suerte el ciclo pasado pude tener cursos que se adecuaban para poder conseguir un trabajo. Me sentí tan libre al no estar en casa durante todo el día, pero la alegría no duró más que cuatro meses y el mes de vacaciones en el que me pude conseguir un trabajo de tiempo completo y otro de medio tiempo.

Recibir regaños de un viejo decrépito desconocido era mejor que recibirlos de tu madre por no cocinarle exactamente lo que ella quería comer.

__Si, es que leo mentes y de pura joda no leí la tuya para saber que es lo que querías comer.

__¡Deja de contestarme, mocoso estúpido!

Y bla bla bla, para que dar detalles de lo que todo el mundo sabe que pasa cuando tienes padres que te odian por haberles cagado la vida al nacer.

Perdón madre por nacer, perdón porque mi padre te engañó, perdón porque te separaste de él, perdón porque tu trabajo es pesado, perdón por generar gastos, perdón por respirar tu mismo aire, perdón por no poder irme de una buena vez de tu vida, perdón por depender de ti otros tres años más aún.

Yo y mis veinte años queremos irnos de tu casa, realmente lo intentamos, pero no estamos mal de la cabeza como para salir de aquí sin una fuente de ingresos segura y un cartón de universitario, lo es.

Solo pido una cosa, no me humilles porque aunque esté completamente convencido de que no te importo, me duele.

Se que es irrisorio, pero duele. Que sea yo, tu saco de box cada que vienes de mal humor porque fulano no hizo bien su trabajo y tuviste que hacerlo tú, porque mengano ese con el que sales te saca de quicio y le cortaste la llamada, pero el teléfono no volvió a sonar.

No, no fui yo el motivo por el que te enojaste, no me culpes. No me insultes, no me trates así que no solo me duele, me llena de rabia, de impotencia, de ira y esa ira se acumula, es injusto que la ira no vaya en tu dirección sino que regrese a mi.

Te juro que trato de odiarte, pero lo único que logro es odiarme a mi.

Por no ser el hijo que quieres.

Me levanto temprano cada día para limpiar, ordenar, hacer tu desayuno y luego el almuerzo. He criado a tu segundo hijo como su fuera su padre sin reproche porque tu trabajabas para darnos de comer.

Con solo trece años me despertaba asustado a las 5.30 a.m cada día de la semana para planchar su uniforme, hacer el desayuno y espera a las 6 a.m. para levantarlo, alistarlo y peinarlo.

Bajar las escaleras jalando de él y hacer que desayune mientras con mis otros dos brazos, preparar su lonchera, cambiarme en milésimas de segundos. Subirme a un bus lleno de gente con mi pequeño hermano para llegar a nuestra escuela.

ATRACTIVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora