Capítulo 19

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Alguien murmuraba. Dos personas. Quería abrir los ojos y ver quién estaba ahí, pero mis párpados se sentían muy pesados. Así que me quedé escuchando, tratando de entender lo que las voces decían.

—Estás exhausto. —Un hombre. A mi confundido cerebro le tomó algunos segundos darse cuenta de que era Niall—. Ve a casa, solo un momento. Yo me quedaré.

—No. —Louis. El sonido de su voz hizo que mi corazón se acelerara.

—Vamos, Louis, sabes que te llamaré si hay algún cambio. Necesitas descansar.

—Estoy bien. No lo dejaré.

—No estás bien. No has dormido y apenas has comido. El doctor dice que para que te recuperes completamente necesitas descansar y alimentarte bien después de toda la sangre que perdiste.

Sangre. Charcos de sangre en el suelo, sangre cubriendo mi cuerpo, sangre inundando la camisa de Louis, el grueso y vagamente metálico fuerte olor en el aire. Los recuerdos surgieron y la náusea me llegó. Me obligué a abrir los ojos.

El cuarto era común, al verlo decía ‘hospital’ alto y claro. A mi izquierda había una gran ventana con vista a las montañas. El sol se estaba poniendo y se veía rojo y naranja. Louis y Niall estaban de pie frente a la ventana, sus cabezas juntas.

—Harry perdió más sangre que yo, —dijo Louis.

—Sí, y él ha estado dormido todo este tiempo y ha sido alimentado por la intravenosa, —dijo Niall—. Tú...  —Ella se interrumpió y abrió más los ojos—. ¡Harry! Oh, mi Dios, Louis, él ha despertado.

Louis se giró. Su cara formó una gran sonrisa cuando me vio. Se sentó en la cama a mi lado y tomó mi mano. —Harry. Dios, ¡es bueno verte despierto! ¿Cómo te sientes?

—Como mierda. —Mi voz se oía gruesa y mi garganta me estaba matando.

—Ten, toma algo de agua. —Niall tomó una jarra de la mesa de al lado y sirvió algo de agua en una taza—. La enfermera dijo que tu garganta podría estar lastimada.

—Gracias. —Tomé el frío líquido, agradecido de que Louis sostuviera la pajita entre mis labios.

Lo miré mientras dejaba la taza y se giraba hacia mí. Un lado de su cara estaba púrpura e hinchado. Sus ojos tenían grandes círculos negros alrededor. Se veía pálido y cansado. Mantenía su brazo izquierdo cerca de su pecho y recordé que le habían disparado en el brazo. Apreté su mano.

— ¿Estás bien?

                                                          

Asintió, seguía sonriendo. —Sí, bien. Un poco estropeado. Nada serio.

Niall resopló. —Sí. Correcto. Él recibió una transfusión porque perdió mucha sangre por la herida de bala. Y no ha dormido ni comido bien desde que estás aquí.

—Gracias, Niall. —le dio una fuerte mirada.

Fruncí el ceño. — ¿Cuánto tiempo?

—Dos días, —dijo Louis. Te han tenido con un respirador hasta esta tarde, a causa de tus costillas rotas.

—Jesús. —Levanté la mano y toqué su mejilla, apretando los dientes a causa del dolor en mis costillas. Apoyó su mano sobre la mía y noté por primera vez que él tenía un brazalete blanco de plástico en su muñeca.

Me miró fijamente. —Ellos me dieron de alta esta mañana. No te preocupes, Harry, estoy bien. Honestamente.

Traté de enderezarme, mis costillas dolieron de nuevo y mi cabeza retumbaba. Me relajé contra la almohada y traté de respirar.

La canción olvidada (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora