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—¿Crees qué es cierto?

YoonGi y NamJoon se encontraban en el cuarto del primero, estaban sentados en una mesa al lado de la cama.
Habían caído en sus silencioso matutinos, hasta que el Min decidió romper el silencio.

—¿Qué cosa?

—Que el rey está ocupado y por eso no puede verme.

YoonGi jugaba con sus dedos a modo de distractorio. Algo que Nam se había dado cuenta en todos los años que llevaba al lado del emperador de Lebil, es que este no puede mantener la mirada. Es tierno.

—Tal vez. No estoy seguro.

—Ya me va dejando dos días planteado, ¡y tres contando este! ¿Con quién cree que está tratando? Soy el emperador.

—¿No qué no querías serlo?— dijo con diversión.

—Nunca lo quise.— exclamó y miró directamente a NamJoon para luego volver a bajar la mirada — Lo pensé, , pero nunca imaginé ascender al trono. Todo era muy lejano para mí.

—Ahora eres el gran emperador que es amado por todos habitantes del lugar donde gobierna.

—Si vas hacer algo, hazlo bien, no a medias.

Estiró su brazo y su mano dejó una pequeña caricia en la cabeza de YoonGi, unas palmaditas. Se sentía un hermano orgulloso.

—Suena como algo que diría mi madre.

—Tu madre es una mujer sabia.

YoonGi elevó la mirada y observó a Nam, este se encontraba mirándolo con una sonrisa reconfortante. NamJoon era su único amigo, lo consideraba parte de su familia.

—NamJoon, gracias...— el nombrado lo miró con confusión — Has estado a mi lado incluso cuando solo era el cuarto príncipe, el príncipe sin poder político que quería vivir una vida apartada de todo. Luchaste junto a mí en la rebelión, arriesgando tu vida por la mía. Me apoyaste cuando adquirí una responsabilidad que nunca quise. Eres, por mucho, la mejor persona que alguna vez pudo haber conocido. Haya sido Dios, el destino, o lo que sea; les agradezco por tenerme como mi amigo.

El Kim le dirigió una mirada profunda.

—Realmente no sé que decir en estas situaciones, pero elegiría mil veces más quedarme a tu lado y protegerte. Eres mi pequeño hermanito, yo por ti daría mi vida.

Ambos sonrieron. Sus miradas decían todo lo que querían expresar: afecto, agradecimiento y sobre todo lealtad.

>>—¿Sigues flechado?— cambió de tema para salir de su estado avergonzado. YoonGi no era de esas personas que te compartían sus sentimientos, sino tu mismo te dabas cuentas de ellos. El Min era bastante abierto dando sus opciones o lo que pensaba, pero nunca decía como se sentía. En parte, se debía a que nunca tuvo con quien conversarlos.

Aún recuerda cuando lo conoció, solo era un niño obligado por su padre a jurar lealtad a un príncipe desfavorecido. Molesto, quizo gritarle cuando se quedaron sin compañía, pero no lo hizo pues su mirada estaba vacía. Parecía alguien que estaba muerto en vida.

Estando a su lado se dio cuenta que el niño no hablaba, comía o se movía a menos que se lo pidieran. Prácticamente como un muñeco.

Intentó entablar una amistad con él, no obstante, nunca le respondía cuando hablaba. Pensaba que no estaba interesado en relacionarse con él, pero grata fue su sorpresa al darse cuenta que el niño le prestaba más atención de la que parecía.

Un día le contó como le había ido en su entrenamiento como guardia y se fijó en sus expresiones. A simple vista, eran bastante inalterables pero si te fijabas más podías ver como sus cejas se alzaban cuando escuchaba algo emocionante. Por ello, siguió hablándole de todo lo que hacía por muchos años más.

Cuando YoonGi cumplió 15 años y él 16, le pidió que lo acompañara al castillo de su madre, que iba a mudarse y nunca más volvería al lugar donde había vivido toda su infancia. NamJoon eligió irse con el Min.

En el castillo, la mirada de YoonGi tomó un brillo en particular. Min YoonGi mostró su faceta oculta, decía y hacía todo lo que quería. En el momento en que le contaba sus entrenamientos, le daba recomendaciones u opinaba sobre ello. También reía ante sus torpezas, por primera vez en su vida vio la sonrisa del Min.

—¿Sabes de dónde viene el término "flechado"?

—Sí, viene de Cupido, ¿no? En el momento en que flecha a las personas.

—Cupido es el dios del amor... El amor ilógico, egoísta y sobre todo ciego. Un amor efímero, que dura tanto como un parpadeo. Sus flechas se desvanecerán cuando obtengas lo que tanta deseaste.

NamJoon rodó los ojos —Entonces, ¿sigues enamorado?

—Nunca estuve enamorado.

—Hablabas muy emocionado sobre el hombre que conociste, tus ojos brillaban como nunca.

—Me sentí atraído por su apariencia, mas me es imposible enamorarme solo por verlo una vez.

—Existe el amor a primera vista, ¿sabes?

—No, no existe. Es solo atracción.— le espetó con seguridad —Es imposible que alguien se enamore solo por la apariencia, y si lo hace es un superficial. Por lo menos debes interactuar un poco con él, conocer más su personalidad. Y cuando sepas más sobre él, su comportamiento, actitud, etc; ahí recién puedes decir si estás enamorado de esa persona o no.— explicó con calma —Quién sabe si es tan hermoso por dentro como lo es por fuera, por ejemplo, tenemos a Inha. Nadie podría haber negado la belleza que poseía, mas estaba tan podrida por dentro. En resumen, un demonio con apariencia de ángel.

—¿No estás enamorado?

—Me siento atraído, y espero que al conocer su personalidad sea tan hermosa como él. Él me hace sentir tranquilo, aunque lo único que le provoco a él es intranquilidad. Es irónico.— soltó una pequeña risa.

>>—Si me permites iré a explorar.— salió a paso veloz por la puerta, para después asomar su cabeza y decir—Y sí, me refiero a ir a verlo.

Nam desistió de decirle que no era correcto y solo escuchó como se iba corriendo, todo un niño. Sonrió.

Tal vez era un comienzo para una nueva historia, solo tal vez MinHo había acertado en su predicción y al final YoonGi si sería feliz al lado de alguien.

No obstante, primero debía averiguar quién rayos era ese hombre y si era peligroso para el Min.

×En serio siento la demora. Para la próxima tendrán el último capítulo que les debo y el semanal.

×Espero que les guste y no se olviden de votar.

×Perdón por los errores ortográficos, comas, puntos, etc. Aún estoy mejorando en eso:(

Moon, the storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora