Prólogo

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Cerca, más cerca, se acercaba como un depredador se aproxima a su presa, sin piedad y sin escrúpulos, acechando. Me había convertido en la indefensa cervatilla perseguida por los cazadores, me había vuelto la víctima en mi propia pesadilla.

''Corre, no mires, sigue hacia delante'' me susurraban las ramas de los árboles que me desgarraban las medias. ''No dejes que llegue, porque si entra nunca saldrá''.

Seguí corriendo, sin mirar atrás, solamente me centraba en saltar, girar y correr, eso es, ese era mi objetivo. ''Corre Elda, corre'' me decía a mí misma, ''no mires atrás Elda, casi estás, no te detengas ahora''.

Y me paré.

El suspiro del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora