30 días de OTP! ¦ 𝑘𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑑

𝑑𝑖́𝑎 𝟣𝟪.𝟣

Muchas llamadas que no eran atendidas. Se estaba colmando su paciencia.

Tenía ganas de sobra de tirar el celular contra el suelo. Más recordó que era el único que tenía y sus ahorros no cubrirían el gasto para comprar otro.

Pequeño pero gran detalle es que todavía no le decía a Papyrus que estaba en una pausa en el trabajo hasta nuevo aviso. Una ventaja era que no se estaban viendo como antes y así podía evitar alguna pregunta sobre el tema.

—El número que usted ha marcado... —colgó la llamada detestando la voz de la operadora. Suspiró sosteniendo el aparato con algo de fuerza. Se relajó para guardarlo en su chaqueta.

Caminó por algunas cuadras. Notando con más facilidad como entre humanos y monstruos había más recelo. Ya no era como antes que el niño que cumplió la ruta pacifista logró estrechar los lazos entre ambas razas.

Ese niño...

Todo esto era para poder hablar con el famoso joven que hizo eso posible. Pero como si se tratara de alguna magia este desapareció.

No lo notó antes, más bien si no estuviera casi obligado investigar sobre el caso podría haber pasado muchos años y jamás darse cuenta. Después de todo el Fell que era antes no se parecía para nada al actual.

Antes no le importaba si quiera haber sido salvado de mantenerse para siempre en el underground. No había manera de que todo mejorara por un milagro, y más sabiendo cómo era underfell. Todos vivían para hacer lo que fuese necesario para su bienestar de manera individual. Nadie se molestaba en pensar en el otro.

Trataba de divagar en sus recuerdos una vez más intentando buscar el rostro de la castaña en alguna otra parte pero sin lograr algún resultado.

—Parece que estás muy pensativo hoy, hehe. —la voz conocida de Sans lo hizo voltear. Encontrándolo en un puesto de perritos calientes.

Fell continuó su caminata.

—Oye, no es de buena educación ignorar a alguien que te está hablando. —insistió ahora caminando detrás de él. Sacó una clase de peine para pasarlo sobre su cabeza.

—¿Qué quieres? No estoy de humor.

—Hehe, bueno... digamos que me entere de que intentas contactar a cierto arándano. —el de colmillo de oro se detuvo en seco mientras Sans guardaba su accesorio.

—¿Ahora eres un acosador o qué? —giró a verlo intentando no perder los estribos.

—Tal vez. —miró a otro lado ensanchando su sonrisa permanente. —Pero esta vez hablaré enserio, por lo menos para decirte esto. Lo escuché de Paps, así que no te molestes con él. Sabes que aunque insistas no podrás contactarlo.

Bueno, no era algo que lo tomara de sorpresa. De todas maneras ya lo sabía. Solo que no sabría que otra alternativa tendría para hallar a alguno de los niños de cada universo.

Y menos decirle a Sans lo que planeaba. Apenas podría mantener la mentira de que quería disculparse con Blueberry por las cosas que hizo. Aunque no lo odiara se sentía culpable de que ahora todo lo que estaba pasando era en parte por él.

Si tan solo hubiera hecho algo antes.

—Como sea. —siguió su camino.

A pesar de que hace rato dio por terminada la conversación era muy fácil darse cuenta que Sans le seguía. Qué diablos.

¿Acaso no era un flojo que no soportaba caminar ni cinco minutos?

Se detuvo de nuevo, mirando al de suéter azul. Este le imitó.

Dio dos pasos y Sans hizo lo mismo.

Volvió a caminar con algo de prisa.

Maldición... Que molesto. Pensó.

Desde hace días lo había notado más irritante de lo normal. Sobretodo contando con el hecho de que lo tenía que vigilar para que no hiciera algo que desprestigiara más el café que tanto tiempo había trabajado Blueberry con Carrot y él.

Era lo de menos. Le daba la razón, más su paciencia tenía un límite.

Vio una tienda y aprovechó la oportunidad para comprar algo.

—Menos mal nos detuvimos, ya me estaba cansando. Mucho ejercicio por este año, hehe. —apenas salió este estaba comiendo kétchup de un envase.

Fell le miró con enojo para luego verse mutuamente. Notando como él tenía en la mano mostaza.